Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Los niños

13/06/2023

Algunos, estos días, habrán recordado la 'Leyenda de Greystoke' al ver los informativos en televisión. A su memoria habrá venido la historia del conocido como Tarzán en la televisión de los años cincuenta, y cómo fue criado por simios en mitad de la selva africana. Algunos, también, habrán rememorado en las últimas horas la historia del pequeño Mowgli, relato de cuentos cincelados por Rudyar Kiplyng, y sus aventuras en la salvaje e indómita naturaleza india.
En ambos casos, los protagonistas son niños que sobreviven a un hábitat absolutamente hostil para la supervivencia. En los dos relatos, esa supervivencia se produce gracias al consenso de los animales que reinan en la selva. En sendas historias, los animales que reinan allí, deciden proteger y cuidar al indefenso ser humano. Le transmiten sus conocimientos para que, en teoría, la especie dominante sobreviva. La naturaleza, bendice lo acordado y el milagro brota.
La vida nos enseña que la realidad supera la ficción. Y eso es lo que ha pasado en plena selva colombiana. Durante cuarenta días, cuatro niños han sobrevivido y vencido al destino que se esforzó por escribir su muerte. Por olvidarlos. La historia se habría agotado en sus titulares, toda vez que la fuerzas de rescate hubieran desistido en su intento de rescate. La historia se habría disipado como una gota de lluvia en una tormenta tropical.
Pero no ha sido así. Durante su búsqueda, uno de lo familiares más cercanos se esforzó ante los medios de comunicación en repetir que tenía sueños en los que se le indicaba que los niños estaban vivos. El abuelo, indígena, sabía que sus nietos -también orgullosamente indígenas-, estaban vivos y rezó a su Dios para que la naturaleza los protegiera.
Y así fue. El milagro -o el realismo mágico de aquel país-, cristalizó. De forma increíble, al menos para un occidental y urbanita, los niños sobrevivieron cuarenta días y cuarenta noches en el desierto tropical. Protegidos por los que han rezado por ellos, y bajo el arrullo de la madre naturaleza que los ha devuelto a la vida.
Cualquier lector de prensa, estos últimos días, habrá visto como en las portadas de los periódicos, la historia de los cuatro niños colombianos compartía portada con otro tipo de noticias de carácter mucho más doméstico. Por ejemplo, con los acuerdos para presentar un proyecto político sumado, o listas para las próximas elecciones generales. También podría decirse al revés. Noticias locales rivalizando con la historia del milagro colombiano.
Esa convivencia y equilibrio de espacio tipográfico en las primeras de muchos rotativos, pudiera ser interpretado como signo de pluralidad informativa. Esas portadas y espacio dedicado en radios y televisiones -desde un punto de vista deontológico-, puede ser equilibrado para el responsable de ese medio de comunicación. Quizá también para los lectores acostumbrados a lo 'correcto', y poco acostumbrados a historias que atentan con lo racional.
A veces, los milagros suceden, y es difícil entenderlos. También contarlos. Y esto, quizá, haya pasado con esos niños a los que, quien sabe, dentro de cuarenta años nadie se acordará de ellos. Salvo que a Disney se le ocurra hacer una película de la selva, o la Marvel una de superhéroes.