Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


José Andrés

05/04/2024

El español mejor situado en la política estadounidense es un cocinero. Han trascendido mucho en los últimos años sus actividades filantrópicas, pero no tanto el estatus que ha alcanzado en el corazón de Imperio. Tiene más influencia y pegada en Washington que cualquier diplomático español, que cualquier lobbista español, que cualquier ministro español. En los restaurantes de José Andrés se reúne a almorzar, cenar y beber diariamente el poder global. Y él se sienta a departir cuando y con quien quiere. Más en la órbita demócrata, pero no solo. Entra en los reservados a recomendar vinos, aliños y soluciones para resolver los conflictos del planeta. Es una cosa que, si no la has visto, resulta difícil creérsela.
El éxito de José Andrés es la fusión de muchas cosas distintas, algo similar a la que utiliza para elaborar las recetas de sus restaurantes: gyozas con salsas peruanas, vinos españoles que maridan con quesos griegos, tortillas mexicanas rellenas de guisos normandos. Su figura pública imita y perfecciona la receta del éxito americano: relaciones públicas, marketing, negocio, filantropía, impacto mediático, proyección en redes sociales y una imagen cercana, comprometida, moderna. 
Todo lo que el cocinero lleva dentro son, en realidad, proyecciones de nuestra manera de estar en el mundo. Un estilo que, sin embargo, se mantiene en España lejos del ámbito de los consejos de administración y los centros de poder, perennemente secuestrado por los rostros cerúleos y las corbatas corporativas. Su popularidad es la de la cara más presentable de América, que sigue existiendo a pesar de sus muchas sombras y amenazas: la capacidad para absorber lo ajeno, potenciarlo, mejorarlo y mandarlo de vuelta a su lugar de origen añadiéndole ocho o diez ceros.