Aunque todo es manifiestamente mejorable, desde la entrada en vigor de la Constitución de 1978 España lleva más de cuatro décadas de las mejores de los últimos siglos. Y debemos ser conscientes de ello.
Nuestro ingreso en el entonces Mercado Común y hoy Unión Europea fue un salto adelante que trajo mejores infraestructuras y permitió aumentar nuestro nivel de vida. Desde mediados de los años 80, el Producto Interior Bruto (PIB) de España ha ido creciendo de forma espectacular llegando a alcanzar la media de la Unión Europea a principios de este siglo superando incluso dicha media en 3 puntos en los años 2006 y 2007.
La crisis de 2008 y la mala gestión (sí, mala gestión) que se hizo antes y después de la misma, supuso que nos alejáramos de la media de la UE. En 2017 estábamos un 17% por debajo de la misma. Y en el año 2022, la media del PIB per Cápita de la UE alcanzaba los 37.149,6 dólares, mientras que en España nos quedábamos en los 29.350,2, más de un 20% por debajo. Tres puntos perdidos en 5 años.
Llevamos demasiado tiempo debatiendo cuestiones que, no por poco importantes, nos están alejando de lo que realmente debemos tratar. Y podemos ver, comparándonos con otros países de la UE, que ellos lo han sabido hacer mejor. Eslovenia ha superado a España en PIB per cápita al igual que Chipre, Malta y no digamos Irlanda.
Son bastantes los países de la UE que han crecido más y mejor que nosotros. Y aunque hemos crecido, y mucho, con empresas multinacionales de referencia, siendo líderes en algunos sectores de actividad, quizás debamos preguntarnos si sabemos crear el ambiente necesario para aumentar la riqueza de España. Los avisos de Ferrovial y de Repsol deberían hacer pensar al actual Gobierno en funciones sobre qué tipo de política se debe aplicar.
No se nos olvide que la mejor manera de luchar contra la pobreza es crear riqueza y ésta se genera por las empresas que crecen, crean empleo y venden productos y servicios.