Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Sin principios no hay Estado de Derecho

15/09/2023

Nunca creí que la sociedad en que vivimos fuera tan bisoña e incauta. Hablo de la parte de la sociedad 'decente', porque hay otra parte que merece calificativos más gruesos. Sinceramente se quedan los ojos como platos, cuando vemos que se extrañan de lo que está perpetrando nuestro presidente del gobierno. Esa perplejidad sería comprensible si hubiera tomado posesión de su cargo recientemente, pero cuando lleva cinco años demostrando lo que es, es incomprensible que todavía nos echemos las manos a la cabeza.
Parece que a la mayoría de la población le da miedo ver la realidad que tiene delante, como si eso fuera a evitar las consecuencias. En su día elegimos un presidente que ya apuntaba maneras, un presidente que ningún país demócrata hubieran admitido como tal. Porque de una persona que plagia su tesis y una persona que intenta dar el pucherazo en su propio partido no se puede esperar una exquisita conducta moral.  
Aún así y siendo extraordinariamente magnánimos, podríamos disculpar el desconocimiento de su catadura, pero después de una legislatura completa, haciendo lo que le ha venido en gana, sin atenerse a principio moral ni ético de ningún género y ciscándose cuantas veces le ha venido bien en sus promesas, nadie puede hacerse ahora de nuevas si pacta con satanás, vende la parte de la península Ibérica que aún es España por parcelas, como si fuera una de esas urbanizaciones clandestinas que surgieron en los setenta.
Quien haya tenido ojos en la cara habrá visto que, durante los cuatro años precedentes, ha ido amañando las instituciones del estado para ponerlas, una tras otra a su servicio, rodeándose de personajes capaces de cualquier cosa con tal de ocupar un cargo para el que no estaba preparado, ni técnicamente, ni mucho menos éticamente. Así no ha tenido empacho en ocupar la Fiscalía, la Abogacía del Estado, el Tribunal Constitucional… ahora, con todas las armas en su mano ¿quién lo para?
La inocencia de la población la lleva a pensar que el conjunto de leyes que articulan nuestro estado de derecho, puede frenar al déspota. Craso error. La ley, sin unos principios éticos y morales que la fundamenten y unos órganos aderezados de estos mismos principios que la defiendan, solo es una palabrería vana que se puede manejar al capricho de quién lleva la vara de mando. Cualquier demente con un arma es capaz de poner firme al soldado más bravo.
Es obvio que la izquierda, sobre todo el PSOE, ha cambiado sus principios democráticos por otros que les reportan más beneficios. Se han espabilado y han renunciado a lo etéreo por lo crematístico. ¿Creen ustedes que un solo socialista con buena paga, va a hacer un mal gesto a cualquier instrucción que reciba del sátrapa? Pues no lo esperen. No tienen que ver más que la situación de los que se revelan, todos son viejas glorias sin nómina que defender.
Lo de la derecha es quizá más grave aún. Tienen principios todavía, pero su soberbia no les deja hacer el más mínimo sacrificio, en beneficio de los principios que supuestamente defienden. Cuando nos estábamos jugando la propia existencia de España, nos hemos dedicado a pelear entre nosotros. Ahora toca recoger la cosecha y lo sembrado. Pero no esperemos que, por ahora, los graneros se llenen de nada positivo…