En España ha habido dos partidos socialistas distintos. La primera división del partido se produjo cuando la izquierda radical, con las juventudes comunistas, se integraron en las juventudes socialistas antes de la guerra civil. De ahí nacieron dos tendencias, la moderada y la radical capitaneada por Largo Caballero, el que animado por Carrillo, que entonces militaba en las juventudes socialistas, intentó la revolución del proletariado. Y así los españoles sufrimos atentados y desordenes públicos. Se quemaban las iglesias y se perseguían a los líderes de los demás partidos políticos. Calvo Sotelo fue el ejemplo claro del radicalismo que nació de la unión de la parte radical del socialismo con el comunismo, y luego la guerra de media España contra la otra media, ya que nadie podía imaginar que los desmanes fueran a quedarse sin respuesta. Entonces el partido socialista, con Largo Caballero, recibía consignas de Moscú que intentaba exportar la revolución, y al otro lado el fascismo.
El triunfo de la medio revolución socialista no tuvo como consecuencia el que los catalanes se volvieran más españoles. Antes al contrario, aprovechando la debilidad de la república, Companys declaró la independencia de Cataluña, que tuvo que reprender la propia república con miles de muertos.
En la transición, Felipe González, Guerra y todos los líderes socialistas se hicieron de la corriente moderada del partido socialista. Nada se parecía el partido socialista del 82 con la versión del partido socialista del 36. Los socialistas, incluso los comunistas, participaron en la elaboración de la Constitución, y durante la época de Felipe González e incluso la de Zapatero, existía un código penal que castigaba la insurrección de los territorios, y aún a pesar de eso, de la Constitución, que también votaron por cierto todos los Catalanes y hasta la Esquerra Republicana, los separatistas Catalanes se rebelaron contra la Constitución y contra el orden institucional. Recordemos como robaban sus partidarios hasta las armas de un coche de la policía y se subían encima para demostrar que no había miedo de que les cayese el código penal encima. Sabían que tarde o temprano les perdonarían. Entonces Sánchez apoyó el 155 que decretó Rajoy en Cataluña, y ahí se acabó la aventura separatista.
Ahora por necesidades de continuar gobernando, Sánchez ha derogado parte de ese código penal y se habla de que va a haber una reconciliación con Cataluña.
No creo que sea tan torpe Sánchez como para pensar que sin un arma como el código penal en su mano va a conseguir que los separatistas se paren. Lo sabe Sánchez, y lo han puesto de relieve todos los líderes anteriores del partido socialista, y se lo están anunciando descaradamente los de Bildu y los separatistas catalanes.
No sé qué carta se habrá guardado Sánchez en la manga, espero que como buen tahúr tenga alguna, porque si no, los separatistas catalanes van a volver a hacer lo mismo y se le van a tirar a la yugular que en ese momento va a ser la yugular de toda España.
D. Pedro: tiene en su mano el próximo capítulo de la historia de España. A nadie, salvo a Vd. mismo, se le podrá echar la culpa de lo que pase.