La intervención que el Consorcio de Toledo está realizando en el Corral de Don Diego no deja de aportar nuevas luces a un entorno oscurecido durante siglos. El último episodio, el análisis de su subsuelo, revela pistas de lo que inicialmente fue y en lo que se ha ido convirtiendo con el paso de los años. Pese al caos de las diferentes intervenciones antrópicas en el entorno, el análisis científico actual permitirá obtener resultados.
Y es que el entorno del Salón Rico se está sometiendo desde hace un mes a una excavación exhaustiva o «en área», como determinan los expertos. Algo que no se hacía en un espacio del Casco Histórico desde hace diez años, cuando se realizó en la plaza del Ayuntamiento, antes de instalar la fuente de Cristina Iglesias.
Aunque los técnicos del Consorcio abogan por la cautela antes de definir sus conclusiones, con los trabajos prácticamente terminados, han podido hacer una recreación imaginaria sobre cómo era la entrada al Salón Rico en el siglo XIII.
Los detalles ornamentales de la alberca se encontraron meses atrás en otros elementos del Salón Rico. - Foto: Yolanda LanchaEl gerente del Consorcio, Jesús Corroto, explica que el lugar tendría ciertas similitudes con el Patio de los Arrayanes de La Alhambra, sólo que con una alberca o fuente de dimensiones más pequeñas.
Sea como fuere, y teniendo como base la imagen principal que ilustra este texto, la hipótesis de Corroto sitúa al espectador enfrente del pórtico del Salón Rico, sobre el pavimento original del siglo XIII, «el mismo que pisaba su gente», con una anchura ligeramente superior a las dimensiones de la puerta del palacio y, presumiblemente, con dos parterres de vegetación a ambos lados. Una teoría que, recalcan, no está del todo confirmada pero sí avalada por el criterio de los arqueólogos, ya que los terrenos donde se ubicarían estos parterres tendrían «compactación de tierra de jardín». En las próximas fechas, los técnicos procederán a analizar los restos de polen de estos terrenos para tratar de averiguar el tipo de vegetación que componía ese jardín.
Jesús Corroto también abre la puerta a que la vegetación continuara por otras parcelas del Corral de Don Diego, pero sin evidencias al respecto. Situándose de nuevo con el pórtico del Salón Rico enfrente y sobre el pavimento original se hallan los restos de la famosa alberca. Los diversos estudios previos a esta excavación indicaban que podía existir una fuente de semejantes características en la zona, pero no ha sido hasta esta intervención cuando se ha confirmado su existencia y la del sistema hidráulico que la acompañaba.
Entre la alberca y la puerta del Salón Rico se presupone la existencia de un porche abierto. - Foto: Yolanda LanchaUbicada a escasos tres metros de la puerta del palacio, la cerámica que aún la decora es uno de los elementos más valiosos que allí se encuentran, según los propios expertos. De hecho, se observan a simple vista los colores que conforman su ornamentación, con tonos negros, blancos, verdes o rojizos, entre otros. Además, Corroto añade que esos mismos detalles de la cerámica en forma de espiga los encontraron meses atrás en el interior de la qubba del Salón Rico.
Por los restos hallados junto a la alberca -que tendría las dimensiones exactas a las de la puerta del palacio- entre la misma y la entrada a la qubba se situaría un porche abierto para que destacaran las yeserías de su interior.
A falta de las certezas finales, la mayor conclusión de esta investigación es que cuánto más se investiga el entorno del Salón Rico, mayores elogios despierta.
Las excavaciones actuales retrasarán unas pocas semanas la inauguración final de la obra, pero el trabajo del Consorcio también consiste en avanzar la investigación sin que los trabajos se hayan frenado. Antes de que los restos vuelvan a taparse, la entidad local ofrecerá visitas guiadas para que los toledanos puedan disfrutar de esta recreación. El Consorcio también se ha comprometido a realizar otra audiovisual de lo contado en estas líneas.