Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


El pingüino fino

10/07/2023

Pingüino Fino era mu de ser fino, rimbombante y exquisito tanto en sus formas, como en todo lo que rodeaba su gélida vida de la Antártida. Pero en su palacio de eterno hielo, no le faltaba de nada, tenía mayordomo, muy fino también como él, y cuidaba de todos sus detalles. Si tenía que ir a una recepción de los Pingüinos Imperiales, según el tipo o nivel de la recepción, su mayordomo muy fino, le dejaba las plumas de su frac muy bien colocadas, para que ninguna estuviera mal colocada, y esto hacía que el Pingüino Fino, siempre sobresalía en toda recepción o acto al que acudía, siendo el centro de atención de todas las miradas. Ellas, con miradas de coquetería y personal e íntimo interés y Ellos con mirada de verdadera envidia, porque el aspecto de ellos era francamente mejorable por no ser lamentable.
Todos los pingüinos algo selectos de la Sociedad, eran algo más, que esos vulgares pingüinos, que se arrastran sobre su pecho para avanzar, cosa baja y ordinaria, sin dejar de zambullirse, sólo con la intención de buscar un suculento pez para alimento. Sin embargo, los pingüinos selectos. Aunque algo más selectos y menos ordinarios que el resto, solo se les distinguía, por eso que no se desplazaban por el pecho y que sólo se zambullían en el congelado y océano para buscar algún alimento.
También, se le distinguía porque a pesar de ser 'selectos', su figura era un tanto deforme y con mucho exceso de grasas en lugares poco adecuados. No como el Pingüino Fino, que su figura era verdaderamente atractiva, por tanto, seductora para las pingüinas de la Alta Sociedad. El Pingüino Fino, sólo se zambullía para hacer deporte y así mantener su estilizada y fina figura, porque el sustento del alimento, se lo traía el mayordomo muy fino que estaba a su servicio. Así pues, el Pingüino Fino, era el más distinguido 'gentelmen', que en castellano sería 'gentilhombre', mejor dicho, el más gentil pingüino de todos los de la Antártida, ni los pingüinos reales o los imperiales, le igualaban.
Su porte, sus andares, sus maneras, su cuidado personal, todos sus detalles hacían de él eso, el Pingüino Fino, que es lo que era. Y tal distinción tenía, que, en toda recepción del nivel social de la Alta Sociedad, él sólo bebía vino tinto de España, y aquí el pobre es donde tenía verdaderos problemas, primero porque en muchas ocasiones, no tenían vino de España, y lo peor, los servían a temperatura ambiente, siendo que sólo se podía tomar vino español, chupando del vino congelado a modo de polo, debido a que en muy pocos sitios como él si tenía, un acondicionador de vino. Y tan solo en su casa, era donde podía beber buen vino español y no chupar de un polo, cualquier mal vino francés. Por ello, el Pingüino Fino, era reacio a ir  las recepciones, tan solo iba para ver y ser visto, sin poder tomar nada, porque él era verdaderamente asqueroso y exigente. Por ello donde estaba mejor era en su casa, servido por su mayordomo, era donde él encontraba el mundo mejor dentro de su gran y excelsa soledad.