En Europa más del 75 por ciento de las empresas tienen dificultades para encontrar trabajadores para los puestos que buscan y el tres por ciento de los puestos de trabajo disponibles quedan vacantes. Hay un gran desajuste de ofertas y demandas en el mercado laboral, debido sobre todo a la falta de competencias de la población activa. De forma que «hay un nicho importante de empleo que pueden cubrir las personas con discapacidad». Para ello hay que trabajar en la orientación de las ofertas de capacitación y abrir nuevas oportunidades laborales.

Así lo ha explicado la jefa de la Unidad de Empleo, Capacidades y Políticas Sociales para España y Malta de la Comisión Europea, María Iglesia, durante la ponencia marco 'Nuevas formas de hacer y pensar. Ecosistemas de innovación e intercambio. Tejiendo redes y diálogos para la acción' en la jornada 'Nuevas perspectivas para la inclusión por competencias', organizada por Cocemfe y Fundación Once en Toledo.

A través de videoconferencia, Iglesia apuntó que «si realmente queremos lograr una verdadera inclusión social, no lo vamos a conseguir solo por aceptar a las personas, creemos que hay que reconocer y valorar las competencias de trabajo de todos y brindar a cada individuo de manera personal el apoyo a las necesidades que tiene para poder participar activamente y de manera plena en la sociedad». Eso le permitirá vivir independientemente.

Datos. En su presentación se concentró, por lo tanto, en la importancia de las competencias para la inclusión activa. Desde la Unión Europea, «consideramos que la inclusión activa, las competencias representan un importante papel para transición verde y digital». Su desarrollo consolidarán la Europa social.

Iglesia puso las cifras sobre la mesa. Se calcula que en la Unión Europea solo la mitad de los 42,5 millones de personas con discapacidad tiene un empleo remunerado. Hay una brecha persistente en los accesos a empleo de calidad. Además, las mujeres y jóvenes con discapacidad están todavía en mayor desventaja. Solo el 49 por ciento de mujeres y el 47,4 de los jóvenes con discapacidad tiene un empleo remunerado. En este sentido, «España está en una posición preocupante», aunque la brecha de empleo entre personas con y sin discapacidad se ha ido reduciendo durante los últimos años. La mala es que menos del veinte por ciento de las mujeres con discapacidad tienen un empleo a tiempo completo. Además las personas con discapacidad trabajan en empleos de baja cualificación y ganan menos que sus pares sin discapacidad.