Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Con tilde

03/11/2021

Muchos de los titulares están relacionados con el enconamiento de posiciones sobre la idoneidad, o no, de la exigencia en el aula académica, da igual el nivel. Tenemos que exigir, o no, es la dicotomía en la que nos movemos hoy en día.
El alumnado exige concreción en los resultados a corto plazo y, con las redes sociales, y la sociedad de la inmediatez, lo que no les motiva, lo abandonan por puro desinterés. Para qué quieren saber hacer integrales, o conocer el Románico o lo que supuso el derecho romano a la legislación vigente. En la cultura del wahtsapp la historia se escribe sin acentuar, sin percibir la lectura que, entre líneas, se hace en los diversos episodios que pueblan nuestra historia.
En el pasado escribieron la historia los que ganaron, los que tenían medios para dejar, por escrito, la huella de lo realizado. El tal Plinio escribió según le apuntaron las tradiciones sobre lo que había pasado en la República romana, y lo que al emperador le interesaba, así intentó plasmarlo él y los que le siguieron.
¿Quiénes son los que quieren reescribir la historia ahora? Los que ganaron las elecciones y la famosa moción de censura contra el bolso de Soraya en el Congreso de los Diputados ¿Son ilegítimos por ello? Yo creo que no. Los legítimos ignorantes son los que, ante la derrota, no supieron minimizar daños comunes y trataron de salvar su propio trasero. Ahora reescriben cómo han transcurrido los años de la Transición, los años de crecimiento y el desarrollo de las libertades a su antojo, pues átense los machos, que vienen curvas.
En ningún caso la separación de poderes había sufrido tantos atropellos en la sociedad española (probado por los tribunales), pero sólo por una pura rabieta de intereses personalistas que, en su momento, no supieron gestionar. Esa gestión nos encamina a las próximas elecciones. Nos jugamos volver a quedar en manos de los que quieren seguir reescribiendo cómo somos.  Quieren que seamos como ellos dicen, ¿y nos vamos a dejar? Empiezan por no poner y valorar la ortografía, la gramática, el lenguaje y llegaremos a la indiferencia cuando nos toquen la libertad de expresión, de conocimiento y de movimientos. Así que, aprendan a poner las tildes en redes sociales, por favor.

ARCHIVADO EN: Censura, Lenguaje