Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Somos de Wisconsin

30/11/2022

Cada día que pasa la aculturación en esta imperial ciudad crece sin que nadie le ponga freno a un constante e incesante destrozo de la memoria de lo que fuimos, por intentar acallar lo que verdaderamente podríamos ser, pero no saben llevarnos allí.
Viviremos la Navidad sin un solo vestigio del Nacimiento de Jesús, salvo un minúsculo y testimonial Belén en un rincón de Zocodover. Pero el abeto metálico, con miles de luces de colores, será pretexto de dinamización de barrio. Somos la mínima expresión de que no hay base y los ciudadanos no nos queremos parar a pedir explicaciones.
No tenemos la culpa los individuos que, día tras día nos desmotiva la incapacidad de nuestros próceres municipales. Nos exhortan para el cuidado del patrimonio, pero agujerear los monumentos de la ciudad impunemente, tanor tesoros arborísticos con alevosía, malgastar sin conocimiento, comprar escobas de pega, en lugar de plantear un buen sistema de limpieza municipal, total, ¿qué más nos da?
No pasa nada, habrá trenecito para ver las luces de casas adornadas a la americana, o las canciones de Mariah Carey a todo trapo mientras la puerta de Bisagra seguirá cerrada y tendremos cada día, una entrada menos en el barrio patrimonial. Esta ciudad ha dejado pasar, sin pena ni gloria, la efeméride de Alfonso X. Por más que digan que ha sido un éxito, es que no tienen ni idea de lo que eso significa. A ver si salen más fuera para que sepan lo que es conmemorar una celebración así.
Parecemos de Wisconsin y, como cualquier habitante de Milwaukee, nos importa un pito todo lo que ocurrió en el pasado en estas calles. Nos interesa más la purpurina que el significado y pasar de puntillas por las cosas complicadas. Como a un ciudadano de Madison nos deslumbran más las luces, pero sin concepto. Volvamos a Wisconsin y, al alejarnos, oiremos el crepitar de lo que fue y ya no será.
Ésta, que es la única, imperial, en España y, junto con Potosí, por acción de Carlos I, la seguimos dejando caer en barrena, ambas merecen altura de miras. Nuestros antecesores, con el sudor, esfuerzo, sangre y lágrimas los levantaron como demostración de coraje, valor y conocimiento para la trascendencia de ciudades sin par aquí y allá.