Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Nuevas fuentes de proteínas alternativas

23/03/2023

Aunque en esta parte del mundo acusemos más los efectos de la despoblación, uno de los problemas globales más acuciantes es el rápido aumento de la población, para la que no hay suficientes recursos disponibles, incluidos los alimentos y, en particular, los ricos en proteínas. Por eso, tanto la comunidad científica como las empresas tecnológicas y agroalimentarias están entregadas a la búsqueda de nuevos alimentos que ofrezcan proteínas alternativas para lograr cubrir las necesidades nutricionales de los habitantes del planeta.
Es un sector en auge en el que se están invirtiendo cifras millonarias, sobre todo en EEUU y en el área Asía Pacifico. En este caso, debido, fundamentalmente, a la mayor demanda de proteína para dietas más ricas, directamente relacionado con el aumento de la renta en estos países, y a su menor prevención como consumidores y a los pocos prejuicios que tienen sobre todo aquello que pueda considerarse comestible.
En nuestro contexto, son nuevos alimentos para la normativa alimentaria de la UE, aquellos cuya estructura molecular se ha modificado intencionadamente; los microorganismos, hongos o algas; los de origen mineral; los obtenidos de plantas o animales - también insectos- sin historial alimentario seguro en la UE; los que proceden de un cultivo de células o de tejido derivado de animales, plantas, microorganismos, hongos o algas y los elaborados con nanomateriales artificiales o con procesos alimentarios que no se empleaban antes de 1997. Por supuesto, solo se autoriza su consumo hasta que, tras una estricta evaluación científica por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se verifica que, a la luz de la evidencia científica disponible, no entrañan riesgos para la salud humana.
Las proteínas alternativas se abordan en muchos de los proyectos de investigación de Horizon Europe, el noveno Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE de 2021 a 2027, a cuyo Clúster 6: Recursos alimentarios, bioeconomía, recursos naturales, agricultura y medio ambiente, se destina el 10% del presupuesto global.
Ahora bien, además de que en la mayoría de los casos todavía se trabaja a escala y convertir la investigación en productos comercializables a menores costes continúa siendo un gran desafío empresarial, también hay aspectos que aún son cuestionables desde la perspectiva de la inocuidad y la salubridad de los nuevos alimentos proteicos.
Así, por ejemplo, aunque ya son cuatro las especies de insectos autorizadas como alimento en la UE: las larvas del gusano de la harina (Tenebrio molitor), la langosta migratoria (Locusta migratoria), el grillo doméstico (Acheta domesticus) y las larvas del escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus), la EFSA señala que es necesario seguir investigando sobre potenciales peligros como las resistencias antimicrobianas, las reacciones alérgicas y la transmisión alimentaria de patógenos víricos, bacterianos, hongos, parásitos e incluso priones. O como en el caso de los de productos, plant-based meat, que imitan a los tradicionales cárnicos a base de aislamiento, recombinación e impresión de proteínas vegetales, que no dejan de ser alimentos ultraprocesados como lo es también, por el momento, la carne cultivada