La proclamación del nuevo alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, abre una nueva etapa de expectativas para la ciudad, como siempre que hay un cambio de gestión política en respuesta a la voluntad de los ciudadanos que se han expresado libre y democráticamente en las urnas. Y esas expectativas aumentan cuando quienes asumen las responsabilidades de gobierno lo hacen con la declaración de intenciones de ponerse al servicio de toda la sociedad, sin distinciones y límites, con voluntad de respeto a las ideologías y deseo de facilitar la participación ciudadana, agilizando canales de interacción entre administración y administrados, dónde demandas, diferencias de opinión y disensiones encuentre cauces de expresión y de solución de conflictos, porque la vida ciudadana, como cualquier esfera de relaciones sociales, es espacio de encuentro y de contraste de ideas, de puntos de vista, y porque no, de intereses contrapuestos, necesitados de armonización en beneficio público y dentro del marco legal. Las primeras declaraciones del nuevo alcalde resultan esperanzadoras en este sentido, con compromiso de puesta al servicio de todos y voluntad de cercanía y proximidad a la ciudadanía.
El cambio de gestión despierta también expectativas para que Toledo recupere protagonismo en un mundo cada vez más urbano y competitivo, en el que más del 75% de la población vive en ciudades y en el que se tejen nuevas relaciones entre ellas y sus entornos. Nuestra ciudad acumula valores patrimoniales, paisajísticos y medioambientales que justifican su singularidad y reconocimiento por la Unesco como 'Patrimonio de la Humanidad'. Todos somos conscientes de que esas señas de identidad colectiva y de prestigio internacional son generadores de riqueza, sobre todo para al turismo, pero también, motivo de servidumbres que recaen en el conjunto de los ciudadanos, por lo que se requiere gestión política, voluntad y capacidad negociadora para compensar cargas y garantizar la conservación de los valores naturales y patrimoniales, con respeto a las protecciones legales existentes y a las exigencias de calidad de vida de las personas.
Para alcanzar esos objetivos, es indudable que se requiere la colaboración de todos los grupos del ayuntamiento, habrá que sumar sensibilidades, y los dos partidos del nuevo equipo de gobierno tendrán que ejercer liderazgo y capacidad para despertar ilusiones desde sus responsabilidades de dirección, fundamentadas en la mayoría absoluta obtenida por suma de votos, de la misma manera y con idéntica legitimidad que el otro partido mayoritario la alcanzó en el pasado. Los ciudadanos nos mantenemos esperanzados ante promesas de gestión explicitadas en la campaña electoral por la mayoría de los aspirantes al gobierno municipal, coincidentes en la necesidad de un Plan Especial de Protección para la conservación de los vestigios arqueológicos y mejora de los valores paisajísticos y medioambientales de la Vega Baja y La Peraleda. En este último caso, ahora libre de las amenazas de construcción de un cuartel para la Guardia Civil en zona inundable y de un nuevo barrio en suelo de valor ambiental, arqueológico y no urbanizable.
También se han apuntados objetivos de recuperación residencial y funcional del Casco Histórico, que es de esperar se plasmen en accione concretas, con el necesario entendimiento con el gobierno regional y los vecinos, del mismo modo que se manifiestan compromisos de renovación y revitalización de Palomarejos, de mejora de conexión y ordenación urbana entre barrios de la ciudad y dentro de cada uno de ellos, sin que tampoco se deba perder de vista la concertación de estrategias de gestión con los otros municipios que forman parte del área metropolitana de Toledo, haciendo en la práctica del conjunto una aglomeración de más de 130.00 habitantes, con lo que eso comporta para el desenvolvimiento de la vida diaria de nuestra ciudad.
Confiamos también en la capacidad de los concejales de todos los partidos para sumar en defensa de los intereses sociales de los ciudadanos y de valores patrimoniales y medioambientales que la acción ciudadana viene demostrando que son de todos. Seguro que en los plenos del ayuntamiento de la etapa que se inicia habrá debate y discusión de propuestas, como siempre y en cualquier corporación, pero también esperamos que no se olvide la importancia de la participación ciudadana. Precisamente, eso es algo que se ha echado en falta en las dos últimas legislaturas y lo que forzó a denuncias ciudadanas ante el Ministerio de Cultura y el Parlamento Europeo, obligando a la intervención de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Icomos, la Real Sociedad Geográfica e Hispania Nostra en defensa de la Vega Baja y La Peraleda, mientras organizaciones locales permanecían en silencio ante la Modificación 28 del PGMOU de 1986 que contemplaba la construcción de viviendas en la Vega Baja, y la Modificación 29, que preveía un nuevo barrio para más de 10.000 habitantes en La Peraleda. A ello se sumaba la construcción del cuartel de la Guardia Civil junto al poblado obrero, sobre suelos arqueológicos que el Ministerio de Cultura obligó a respetar, y luego, sobre La Peraleda, también ubicación inapropiada por muchas razones, entre ellas de tipo ambiental.
Confiamos en la elaboración del Plan Especial de Protección para la Vega Baja y La Peraleda, capaz de conservar sus vestigios arqueológicos, garantizar los valores paisajísticos reconocidos por la Unesco y mejorar condiciones medioambientales de excepcional importancia para toda la ciudad, más en tiempos de cambio climático en los que las políticas medioambientales regionales y estatales están condicionadas por las directivas europeas y el "Pacto Verde" de la UE. Hoy, todo se orienta a la recuperación de los ríos como corredores de biodiversidad, en muchos casos parte de la Red Natura 2000, como sería deseable para Toledo, y a la introducción de la naturaleza dentro de las ciudades como parte del 'Proyecto de Ciudad' tantas veces reclamado. En ese sentido, Toledo cuenta con condiciones privilegiadas con el Tajo y su entorno, pero para aprovecharlas exigen voluntad y acción pública, con concertación de todas las administraciones y actores del territorio, de forma que se consiga un saneamiento integral de las aguas del Tajo, un estricto control de los vertidos, también de los que se entienden como 'legales', limitar la 'artificialización' de suelos, racionalizar los usos agrarios y prácticas agrícolas a los cambios del clima, garantizar los caudales ecológicos y buscar alternativas a trasvases del Tajo hacia las cuencas del Segura y del Guadiana para resolver carencias hídricas.
Resulta esperanzadora la propuesta del actual alcalde de postular Toledo como 'Capital Europea de la Cultura' para 2031, como ya lo fueron Madrid, Santiago de Compostela, Salamanca y San Sebastián en España, y sabiendo que para todas esas ciudades, como para las de Europa, Avignon o Lille, a modo de ejemplo, ese hecho ha supuesto siempre un antes y después para su vida cultural. Las ciudades necesitan objetivos y metas compartidas, generar ilusiones y participación social, las 'tramas verdes y azules' y la aspiración a una política cultural de amplios vuelos y sostenida en el tiempo podrían ser ejes del necesario y compartido "Proyecto de Ciudad". Es preciso superar estrategias limitadas en el mejor de los casos a la conmemoración de acontecimientos o personajes relacionados con nuestra ciudad: El Greco en reiteradas ocasiones, el último, en honor de Alfonso X El Sabio, algunos sorprendentemente ignorados por el anterior equipo de gobierno municipal, como el 'movimiento comunero', y el próximo será el centenario del inicio de las obras de la catedral en 1226. Todas esas celebraciones han sido meritorios y oportunas, pero una vez terminadas, la mayoría quedan en el recuerdo, en el mejor de los casos.
Lamentablemente, la propuesta de Toledo como 'Capital Europea de la Cultura' para 2031 llega tarde, puesto que son los anteriores responsables municipales los que deberían haber empezado a gestionarla, por supuesto, con colaboración de las organizaciones locales, culturales, económicas y sociales, también de la universidad. La carrera ya empezó en 2021, aunque hay plazo hasta 2025, Burgos va a la cabeza y hay más ciudades, con parte del trabajo realizado, no obstante, aunque esa meta no se alcanzara, el esfuerzo merecería la pena y el trabajo efectuado permitiría entrar en una nueva dinámica de competencia y colaboración entre ciudades. El nuevo alcalde ya ha lanzado el guante, de los demás actores de la ciudad depende la aceptación o rechazo del reto. Por otro lado, a todos nos concierne la participación en un 'proyecto de ciudad' que es de esperar que el nuevo equipo de gobierno sepa liderar y dar continuidad, conforme a declaraciones ya hechas en lo referente al patrimonio, la cultura y el medio ambiente, siempre en beneficio del bienestar social y la calidad de vida. Los ciudadanos nos mantendremos expectantes y abiertos a la colaboración, a la crítica y el debate cuando sea necesario, pero siempre con la esperanza que abre toda nueva etapa de gestión que esperamos sea realmente 'Por un Toledo de todos y para todos'.