Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Demagogia transparente

16/02/2024

España es un país complicado. Te coges un mapa de relieve y te explica muchas cosas. No sé ahora, pero antes en la EGB te enseñaban esas cosas. Dónde nacían los ríos, que iban de las montañas al mar, que en el centro había una meseta dividida por el Sistema Central, y que en la periferia la tierra caía abruptamente al mar, menos en las vegas de los grandes ríos, que lo hacía de una manera más suave. Había mapas de colores que iban desde el marrón oscuro y gris de las cumbres y zonas altas, hasta un degradado de marrones y naranjas que se iban transformando en verdes claros según se bajaba de cota.
Recuerdo el maravilloso mapa en relieve de la Caja de Toledo, indispensable para entender esta región novísima. A ver si me hago con uno. Los mapas explican cómo funciona un país, sobre todos los de relieve. En España nos ha dado por concentrarnos en Madrid y en la periferia, en especial la Mediterránea. Y en este país la lluvia mayormente viene del oeste, y los grandes ríos van hacia el oeste, salvo el Ebro. Eso no debe saberlo el presidente valenciano, Carlos Mazón, que se queja amargamente de que el trasvase lleva más agua a Portugal que a los territorios alicantinos y murcianos.
No sé quién se lo habrá contado, pero el trasvase va sólo para un lado, contra natura, y se lleva la cabecera del Tajo. Lo que queda de río, mínima expresión, es ya Jarama en Toledo, y sólo se rehace cuando llegan el Tiétar y el Alagón y el granito de Extremadura. Como el Guadiana se rehace en Alqueva, ya más allá de la raya; y el Duero en los Arribes. Es la geografía. Pero siguiendo la filosofía del presidente valenciano, podríamos desde esta Castilla-la Mancha donante universal de agua, hacer uso de nuestros ríos, que nacen y pasan por aquí. Por ejemplo, toda el agua almacenada en Alarcón y Contreras, en el Júcar y en el Cabriel, enviarla a regar en Cuenca, Albacete y Ciudad Real, a la vez que recargamos acuíferos en la Mancha oriental y occidental. ¿Para qué vamos a dejar que llegue a la Comunidad Valenciana, riegue su huerta, abastezca a varios millones de compatriotas, se trasvase a toda la demarcación hidrográfica, incluido el Vinalopó, y surta de caudal ecológico a la Albufera? ¿Por qué no llenamos y cerramos El Cenajo, La Fuensanta, el Talave y Camarillas en el Segura y el Mundo, y usamos nosotros su agua y dejamos un chorrillo para Murcia y Alicante? Ni siquiera caudal ecológico. ¿Para qué? ¿Por qué no cerramos el trasvase y usamos nosotros el agua del Tajo y montamos entre Aranjuez y Talavera la mayor huerta de Europa al lado del mayor mercado del sur del continente?
Cuando se parió este invento de Castilla-La Mancha las cartas del agua estaban repartidas, y no nos dieron ni una buena. Si, en los planteamientos de Mazón, usáramos los ríos que por aquí nos pasan, quizá la renta per cápita fuera otra. Quizá no estaríamos desde siempre en el furgón de cola autonómico, con la menor densidad de población de todas. A algunos les han llevado el agua. A otros nos demonizan por usarla. Somos de segunda. La demagogia es transparente. Tanto como las aguas limpias que paren nuestras sierras para que, sin tocar aquí -faltaría más- se usen y creen riqueza en la periferia de la meseta que nos sostiene. Porque todos somos españoles. Pero parece que algunos más y con más derechos.