Desde el martes estoy en la sede de los cursos de verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo del Escorial. Allí me pilló el tardío y cojo debate del miércoles. A mí y a un numeroso grupo de profesores de las más diversas ramas, científicos, humanistas o escritores como nosotros y un alumnado de muy diferentes edades, disciplinas y objetivos. Supongo también que de las más variadas sensibilidades y tendencias políticas. Y cuando después de una intensa jornada y a eso de las diez de la noche unos y otros se preparaban para cenar, tomar algo ya con cierta rebaja del calor o ponerse de tertulia con los colegas me sorprendió un denominador común. Nadie parecía tener apenas interés en ponerse a seguir la discusión de los tres políticos, pues Feijóo ya había anunciado de principio que él no acudiría si no estaban también los representantes de Bildu, ERC y PNV que han sido los aliados y socios del gobierno PSOE-Podemos esta legislatura. De hecho y en los corros en que estuve nadie optó por ir a verlo.
Pero anoté algo más. Cuando de pasada el tema salió a colación por parte de varios escuche una consideración parecida.
-Lo que estoy deseando es ir a votar de una vez y ya está.
Y el gesto compartido era más que de un cierto hartazgo. Era de no tener hueco ni para un mitin más ni siquiera de los suyos, Que no deja de ser normal cuando llevamos dos berreas seguidas y sin solución de continuidad de las campañas y con sus precampañas aún más largas en que hemos salido a consigna por minuto durante ya no sé cuantos meses. Diría que a estas alturas sólo los que se juegan algo en el envite, o sea el cargo y su sillón y los más fervorosos y abducidos de las parroquias siguen dándole al manubrio y al Twitter para apedrear, escupir y jalear. El resto, o sea la inmensa mayoría me da a mí que tiene, aunque no lo diga ose haga el indeciso, la cosa decidida desde hace mucho, pero que mucho, y que lo que desea es que esto concluya de una vez.
La gente, y eso ya la semana pasada y en un entorno muy diferente, el de los pueblos y el medio rural, también me pareció el sentir más general. Quieren ir a votar, eso sí y con verdaderas ganas en una buena parte, pero ya no tienen ni un paso más. Yo tampoco.
PD. Al final y en un ejercicio no sé si de responsabilidad profesional o de masoquismo, fui yo el que me asomé a la pantalla de la TVE. No aguanté mucho, lo reconozco. Se me hizo insufrible, por tedioso, reiterado y manido. Pero lo que me pareció más infame fue el presunto moderador Fortes. Siempre fue, es y será un sectario y un manipulador. Demostró la fundada razón de Feijóo de no aparecer por allí.