Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Vehementes y contra-vehementes

09/05/2024

Durante los 5 lustros que llevamos del siglo XXI hemos ido viendo cómo se ha ido deteriorando la sociedad y la forma de interrelacionarnos. Hemos llegado al punto de oír, a más de uno, "esta es mi verdad, y es lo que hay, si no lo quieres escuchar, ya sabes dónde tienes la puerta". También hemos escuchado "yo siempre digo la verdad, aunque duela". O, una muy utilizada en el ámbito laboral "soy muy vehemente, pero no es una crítica, ni te estoy abroncando".

Ante la susodicha vehemencia, en estos años, ha surgido también la contra-vehemencia. Yo, "te mento la madre y, si te ofende, háztelo mirar".

¿En qué posición quedamos? No sólo en España, sino en todo el mundo. Estamos hasta la punta de la nariz de nosotros mismos. Como dijo Federico Trillo "manda huevos" o el tan conocido "qué tropa" del Conde de Romanones, de puro hartazgo de esta situación.

Necesitamos irnos 5 días de reflexión, como el presidente saliente, no resiliente. Tanta supervivencia, manuales de resistencia escrita por una "grupi-fan", tanta revolución social, y lo único que quería era borrar la huella franquista para superponer la suya propia.

El nuevo autoritarismo acusa, como hizo en el caso Dreyfus, Émile Zola. Pedro Sánchez en postura entrenada bajo manuales de Barack Obama, acusa de persecución, de acoso, de traspasar líneas rojas. Pero de la construcción de muros, la persecución a los que piensan diferente, la falta de explicaciones ante los casos, más que sospechosos, en su nombre y representación, de eso ni una sola palabra.

Y, ¿de los palmeros? No sé si es peor cualquier palmero de Sánchez, o los palmeros de los palmeros, en Castilla-La Mancha. Unos por estar obnubilados con el "putoamismo" que le ha adjudicado el ministro de transportes. Otros por la simpleza, o la falta de criterio, incluso por los intereses personales que dependen de la supervivencia de los palmeros. Si no, de qué ese seguidismo a lo que diga o cambie de opinión Page y sus secuaces. Por eso digo, que creo que el grupo de pelotas del palmero es más grave para nuestra sociedad.

Está visto que hoy me he puesto vehemente, o a lo mejor hoy me tocaba ser contra-vehemente ante el cúmulo de reflexiones de los últimos 5 días.