Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


¿A quién le importa?

16/11/2023

De verdad que esta semana, queridos lectores, aspiraba a escribir una columna de celebración, dedicada, por ejemplo, al aniversario de mi lugar preferido de Toledo, la Biblioteca del Alcázar. Y lo haré. Pero ahora la actualidad me lo impide. Y a una, la sangre periodística le bulle por las venas y le hierve con esos comentarios que escucha en lugares tan poco habituales de debate político como el supermercado o la residencia de mayores, uno de mis destinos cotidianos. Sí, la gente está preocupada por la situación que atraviesa nuestro país. Desconcertada. Alarmada. Echando de menos esas certezas que dan sosiego y sentido a nuestra existencia. Y sumidos en esa incertidumbre que azota nuestro presente y dinamita nuestro futuro.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo puede estar amenazado nuestro Estado de Derecho? ¿No hay ningún poder que ponga límites a quien hace de su capa un sayo y, cual sátrapa, decide darle la vuelta a nuestras leyes, poniendo en solfa la Constitución, esa por la que tanto lucharon los que salieron escaldados de la Dictadura? ¿No hay seguro que garantice nuestra democracia? ¿Tan débiles son nuestros derechos y tan endebles esas libertades que creíamos consolidadas? ¿Y qué hay de esa igualdad entre los españoles?
El domingo muchos de quienes se hacen estas preguntas se echaron a la calle para mostrar su descontento, sus discrepancias, su repulsa ante unas leyes injustas ante las que, decía Ghandi,  lo correcto es desobedecer. No sé si eso es posible, si los jueces tienen la posibilidad de no aplicar esas normas. Lo que tengo claro es que, ahora más que nunca, esa división de poderes que emana de nuestra Carta Magna, ha sucumbido ante las ansias de un gobernante que ha sobrevivido a golpe de engaños.
Creo que los españoles somos demasiado tolerantes, incluso tontos, precisamente con quienes deben rendirnos cuentas. Porque, mientras la sociedad se radicaliza, los responsables de este escándalo permanecen insensibles, tramando sus próximos pasos, ajenos a lo que les grita su gente. Porque, recuerden, señores y señoras sanchistas, que muchos de los que en estos días les recriminan su actitud les votaron el pasado 23 de julio. Cuando ustedes negaban esa amnistía. Cuando rechazaban que se pudiera dejar en libertad a cientos de delincuentes que ahora ven cómo sus fechorías les son perdonadas a cambio de siete míseros, pero decisivos, votos.
No sé qué pensarán los diputados socialistas de Castilla-La Mancha ante este atentado a su tierra. Tampoco la exalcaldesa Tolón ha dicho ni pío. Debe ser que a ellos les molesta más un megáfono, una obra de teatro que nunca se contrató o una bandera demasiado grande. Tal vez creen que con sobrevivir a los problemas cotidianos tenemos bastante, que los alimentos están por las nubes como para que nos importe lo de la amnistía. Y seguro que esos parlamentarios del PSOE que, con total desfachatez, van a votar una ley cuestionada en ámbitos jurídicos, sociales, económicos, políticos, y, lo más importante, por el pueblo, consideran que tampoco nos debe importar que a los ricos les regalen prebendas y privilegios para quitárselos a los pobres. Cataluña versus Castilla-La Mancha. ¿Y a eso le llaman progresismo? Pues, ¿saben qué?, que sí, que nos rebelamos ante la desigualdad y no podemos callarnos porque hemos asumido esos principios que ustedes han hecho perder a un partido que tuvo como lema 'cien años de honradez'. Y eso, nos importa.