'Screwballs': la risa de las estrellas

SPC
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TCM emite los lunes de mayo una selección de grandes películas de este subgénero cómico como 'Sucedió una noche' o 'Luna nueva'

Cary Grant, Katharine Hepburn y James Stewart rodaron la cinta ‘Historias de Filadelfia’

Las screwball comedies nacieron en los años 30 del siglo XX, con el trasfondo de la Gran Depresión que comenzó en 1929. Tomaron su nombre de un término deportivo. En béisbol se llamaba screwballs a las bolas que tomaban un efecto impredecible o errático provocando el desconcierto en los jugadores. En el cine el resultado era parecido. Los espectadores disfrutaban con las situaciones absurdas y disparatadas que veían en la pantalla y con los personajes excéntricos, que tenían una fuerte y marcada personalidad. En las screwballs se jugaba con equívocos sobre la vida conyugal o las relaciones de pareja. También se mostraban algunas diferencias sociales o de clase, aunque se evitaba, a propósito, cualquier crítica a la situación política que atravesaba el país. Se buscaba, sobre todo, entretener a los espectadores, agobiados por los duros momentos económicos que vivían.

El gran Howard Hawks lo tenía claro. Una screwball comedy podía resumirse en la historia de una mujer que persigue constantemente a un hombre tímido. Y así lo demostró en películas como Bola de fuego o La fiera de mi niña. 

«Creo que es divertido hacer que la mujer sea la dominante y el hombre un payaso», decía. Esa es una de las características de este subgénero cinematográfico. Los habituales patrones, asociados en el pasado a lo masculino y a lo femenino, se alteraban cuando no se subvertían constantemente en estas películas. El resultado era desconcertante y divertido, como se puede comprobar, por ejemplo, en Luna nueva, protagonizada por Cary Grant y Rosalind Russell, un film ambientado en el mundo del periodismo, con unos diálogos que se recitan a una velocidad de vértigo y con los personajes pisándose una y otra vez las palabras.

Las screwball comedies fueron un gran éxito, tanto de público como de crítica. Sucedió una noche se convirtió en la primera película de la historia que ganó los cinco premios más importantes en los Oscar. Fue en la ceremonia de 1935. Consiguió el de mejor película, el de mejor director para Frank Capra, el de mejor actriz y actor para Claudette Colbert y Clark Gable, respectivamente, y el de mejor guion adaptado para Robert Riskin. Capra fue el director del optimismo, del sueño americano, de los buenos sentimientos, el cineasta que transmitía ilusión durante los difíciles años treinta. Sus películas mostraban los grandes valores americanos: la libertad del individuo, la lucha del débil contra el poderoso, el valor de la gente sencilla, algo que se puede comprobar en títulos como El secreto de vivir, con Gary Cooper y Jean Arthur o en Vive como quieras, con James Stewart, Jane Arthur y Lionel Barrymore y por la que ganó su segundo Oscar como mejor director.

ironía y sarcasmo. El maestro Ernst Lubitsch dejó para la posteridad varias obras maestras de este tipo de comedias, películas que también se podrán ver durante los lunes de mayo en TCM. En El bazar de las sorpresas, protagonizada por James Stewart y Margaret Sullavan, se puede apreciar eso que se dio en llamar el toque Lubitsch. Es decir, la combinación de un argumento elegante, aderezado con una fina ironía y sarcasmo. Lubitsch no eludía en sus películas la situación política de su época. Ninotchka, con Greta Garbo y Melvyn Douglas, es una ácida visión del enfrentamiento entre capitalismo y comunismo. En 1942 dirigió Ser o no ser, una de las mejores comedias de la historia y una feroz crítica sobre el nazismo.

La entonces llamada guerra de sexos, como hemos dicho, es uno de los temas recurrentes en las screwball comedies. En Historias de Filadelfia, dirigida por George Cukor, vemos a Katharine Hepburn interpretando a una mujer arrogante, despectiva, malcriada y altiva del este que se va a casar por segunda vez. Su primer marido, al que da vida Cary Grant, y un periodista que cubre informativamente el evento, James Stewart, harán todo lo posible para alterar la ceremonia. Todo ello con diálogos elegantes y punzantes y llenos de ingenio. Y en La costilla de Adán, también dirigida por Cukor, el matrimonio formado por Katharine Hepburn, que hace de la abogada de una mujer que ha disparado contra su marido y Spencer Tracy, el fiscal encargado de la acusación de intento de asesinato, llevará hasta el mismísimo dormitorio conyugal la disputa que ambos libran en el tribunal de justicia.

Así son las screwball comedies, películas aparentemente ligeras, pero con una gran carga de profundidad en sus entrañas. Films alegres y chispeantes que nos transmiten la cara más agradable de la vida y que nos dibujan, frente a la pantalla, una eterna sonrisa. Una sonrisa que, los lunes de mayo, no se borrará del rostro de los espectadores de TCM.