La cifra anual de divorcios cae a su nivel más bajo desde 2013

Á. de la Paz
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Casi el 70% de las relaciones matrimoniales disueltas en la provincia de Toledo acumulaban diez o más años de vínculo. Dos de cada tres divorcios se rubricaron de mutuo acuerdo

La cifra anual de divorcios cae a su nivel más bajo desde 2013 - Foto: Alberto Rodrigo

Los divorcios minoran en la provincia de Toledo. El volumen de matrimonios disueltos legalmente se reduce paulatinamente desde 2017,  cuando alcanzó su nivel más alto en la última década. El pasado año se rubricaron 1.053 divorcios en el territorio. Desde 2013 han sido 12.150 las unidades familiares rotas.

Las rupturas se hacen más probables conforme aumentan los años de convivencia. Los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan cómo la mayor parte de los divorcios tienden a producirse entre aquellas parejas que han acumulado diez o más años de vínculo legal. En 2022, hubo 726 divorcios, el 68,7% del total registrado, en esta franja. Las rupturas a partir del decenio conyugal han sido las más frecuentes en la provincia en todos los años contabilizados.

En 2022, se constataron solo ocho divorcios en parejas de menos de dos años de matrimonio. Se trata del guarismo más bajo de toda la serie histórica. El dato, además, se aleja de las 47 disoluciones entre estas parejas de escaso bagaje que se alcanzó en 2019.

La edad de los cónyuges que deciden emprender una nueva etapa sin vínculo matrimonial se sitúa en torno a los 45 años. En el año pasado, 581 hombres con edades comprendidas entre los 45 y los 64 años   perdieron su antigua condición de casados. En el caso de las mujeres, el grupo más numeroso de divorciadas se situó entre los 25 y los 44 años, una franja en la que se contabilizaron medio millar de rupturas protagonizadas por ellas.

Casi la totalidad de los divorcios suscritos en la provincia se produjeron sin que mediara una separación previa. La separación es una figura legal que no conlleva el final de la relación, mantiene el vínculo legal e impide que los contrayentes puedan celebrar nuevas nupcias. El año pasado, apenas 76 del millar largo de rupturas habían decidido separarse anteriormente. Las separaciones se suelen establecer cuando la pareja no quiere convivir junta, pero desea conservar ciertas ventajas del matrimonio (como los beneficios fiscales, los derechos financieros o las ventajas de las pensiones de jubilación).

Las demandas de divorcio presentadas por ambos cónyuges son la forma más habitual de solicitar el final de la unión. Aproximadamente, seis de cada diez disoluciones se rubrican a través del acuerdo mutuo previo. En 2022, fueron 636 los matrimonios que dejaron de serlo a través del pacto entre contrayentes. En aquellas rupturas que se producen sin entendimiento entre ambas parte, las mujeres son más activas a la hora de requerir el divorcio: fueron 295 las mujeres y 101 los hombres que solicitaron, en su nombre, el final del vínculo familiar contraído con anterioridad.

Asimismo, se registraron 21 divorcios en parejas del mismo sexo. 

PRESENCIA DE HIJOS. El final de cualquier matrimonio suele tener en la cuestión económica y en la presencia de hijos sus principales escollos. El último año del que se tienen datos, cesaron 476 familias sin hijos dependientes en la provincia. En otras 547 disoluciones sí existieron hijos a cargo de los padres. En 341 rupturas en la provincia las parejas deshechas tenían dos o más hijos a su cargo. 

En 105 de los divorcios suscritos el pasado año en la provincia, la Justicia establació el pago de una pensión compensatoria, un aporte que sufragan 88 varones y 17 mujeres.

En el caso de la pensión alimenticia, se dictaminaron 573 abonos, de los que 160 recaen en ambos progenitores, 358 en los hombres y 55 en las mujeres.