Un delantero puede cometer 10 errores y ser el héroe del partido como acierte con el undécimo remate. Un centrocampista puede cometer 40 fallos, pero filtra el pase decisivo y le pueden dar el 'MVP'. Pero la cosa se instala en el abismo si es el portero el que comete el error: puede realizar el encuentro de su vida, fallar una pelota… y convertirse en el villano. La actuación de David Soria en el Bernabéu fue antológica hasta el minuto 95. Allí quiso quedarse una pelota que bien hubiera merecido un despeje, así que salió rebotada y se encontró con Jude Bellingham, el muchacho que está en un momento de gracia tal que se agacha para atarse los cordones y marca un gol. Soria es la prueba de que incluso en la élite puedes hacer 'milagros' pero fallar en lo básico, y Bellingham es la prueba de que las rachas goleadoras -más las de un centrocampista- son indescifrables.  

Sin 'ADN'

El famoso 'ADN Barça', por mucho que Xavi -uno de los 'gurús' del estilo- sea el director de la orquesta, es ahora una pieza más en el museo azulgrana. El equipo ni domina ni juega bonito… pero gana. Aún sufriendo. Aún con polémica. «Estos partidos, hace dos años, los perdíamos», decía Gavi en Pamplona. Al 'profesor Hernández' le toca adaptar al equipo al fútbol moderno, a los encuentros de ida y vuelta donde es imposible relajarse. Nadie toca por tocar. Y olvidar lo del 'ADN' para centrarse en ganar parece una buena decisión… siempre que el Barcelona no se otorgue el derecho a seguir luciendo banderas a las que ya no hace honor. 

Fichajes

LaLiga, sexta competición del mundo en gasto. La que más se ha devaluado respecto al curso pasado. Un tercio de todo lo fichado se lo 'pulió' el Real Madrid en Bellingham y Güler, 103 y 20 millones... los dos jugadores más caros del mercado (sí, Güler es el segundo... tercero César Montes:14 millones pagó el Almería al Espanyol). «Al fútbol español le salva el fútbol», escribió en su día el inglés Jon Carlin. Aunque cada vez es más difícil salvarlo.