11.000 arbustos y 2 kilómetros de carril bici en Vega Baja

Jaime Galán
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Los restos arqueológicos del BIC miden poco más de medio metro, por lo que la intervención potenciará su interpretación didáctica. El proyecto aborda una superficie de 30.000 metros cuadrados que conectará barrios e instalará una rampa accesible

'Ama Arquitectura' realiza el proyecto de humanización del entorno. - Foto: David Pérez

Después de años de inacción en un entorno con siglos de historia, la empresa 'AMA Arquitectura' ha recibido el encargo de un convenio a tres bandas entre el Ayuntamiento de Toledo, la Junta de Comunidades y el Ministerio de Cultura para hacer de Vega Baja un espacio aprovechable. La premisa es clara, convertir lo que ahora se podría definir como un secarral o descampado con restos arqueológicos en el subsuelo en una parcela didáctica abierta a la investigación y la interacción del ciudadano, ya sea a pie o en bicicleta.

La primera fase del proyecto de este convenio ya ha comenzado y abordará unos 30.000 metros cuadrados de superficie con un presupuesto de 824.000 euros, de los que 500.000 correrán a cargo de Cultura y los 324.000 restantes del consistorio local. En definitiva, es un proyecto que han venido anunciando en los últimos meses desde el propio Ayuntamiento, cuando lo describían como un espacio que contará con senderos peatonales, pero que al visitar los trabajos permite visibilizar mucho más.

El primer y principal objetivo de la intervención no es otro que restituir los restos arqueológicos existentes en la zona, es decir, tratar de ponerlos en valor lo máximo posible para recuperar su estado original a simple vista o, al menos, para generar una interpretación razonable de lo que un día fueron, teniendo en cuenta que actualmente los restos miden poco más de medio metro.

'Ama Arquitectura' realiza el proyecto de humanización del entorno.'Ama Arquitectura' realiza el proyecto de humanización del entorno. - Foto: David PérezConclusiones a las que La Tribuna ha tenido acceso gracias a los arquitectos Luis Moreno y Javier Alguacil, inmersos en el proyecto. Éstos explican que al empezar los trabajos se han encontrado con que hay muchos más elementos que restituir de los que se pensaban, debido a que los restos de la zona seleccionada para esta primera fase -en el margen noroeste de la senda de las Moreras, entre la avenida Más del Ribero y San Pedro el Verde- se hallan muy expoliados y deteriorados. La principal causa se debe a la inacción en los terrenos o al cultivo sobre los mismos.

Dicho esto y con la ayuda de los arqueólogos, que según Luis Moreno «son capaces de hacer interpretaciones y reproducciones a tamaño natural de los restos sólo con ver las dimensiones de una huella», el objetivo de la intervención es crear un recorrido visitable junto a los restos que pueda ser entendido con la explicación de los expertos o de simples paneles informativos instalados en la zona. Y es que Javier Alguacil resalta la dificultad que tiene interpretar unos restos arqueológicos de estas características, porque «podemos estar hablando de un monumento muy extenso, del que aún no conocemos su alcance total, pero que no es vistoso, ni comparable por ejemplo al de una mezquita pequeña por el hecho de que ésta se halla completa».

En esa labor de restituir los restos arqueológicos del Bien de Interés Cultural, los trabajadores resaltan en el urbanismo de la parcela el hallazgo de unos contrafuertes que indican la existencia de un edificio importante. Luis Moreno habla del mismo destacando que «da que pensar que no era un edificio normal, sino que era de varias plantas», al presentar semejantes dimensiones para garantizar su seguridad. De hecho, uno de los arqueólogos que estaba trabajando en la zona cuando se produjo esta visita añadió que «se desconoce si se trataba de un edificio religioso o paulatino, pero no cabe duda de que tenía gran altura».

VEGETACIÓN. Todo esto irá acompañado de una gran cantidad de vegetación. Concretamente, se han proyectado más de 11.000 plantaciones de diversas especies como Lavanda o Rosal Sevillano y unos 28 árboles, teniendo que plantar éstos en los agujeros ya existentes para ello en la parcela.

La intención es crear un entorno sostenible que mejore la vista del entorno. Entre los restos arqueológicos y la vegetación o islas florales que se instalen se crearán los famosos caminos peatonales que serán de grava e incluirán zonas o vallas de protección para delimitar espacios. A su vez, los arquitectos explican que habrá otros terrenos de grava más fina para que en las visitas guiadas los arqueólogos puedan explicar los restos desde una posición más cercana.

CARRIL BICI. La intervención en su conjunto permitirá conectar barrios, porque se va a poder atravesar a pie o en bicicleta gracias a una actuación que comprende más de dos kilómetros de carril bici. Éste tendría 1.250 metros lineales y partiría desde la calle Lucas Jordán, junto a la rotonda que va hacia La Peraleda, hasta la calle Aprendices, en el Poblado Obrero. 

Por otro lado, el proyecto incluye una rampa accesible en la senda existente entre Mas del Ribero y San Pedro el Verde a la altura de Solimat, dónde se buscará reducir la pendiente con taludes laterales creando un itinerario que comuique ambas calles y elimine las escaleras actuales. 

En definitiva, una primera respuesta a la pregunta tan repetida «¿qué hacer en Vega Baja?», como resaltaron los arquitectos protagonistas de la actuación.