Del recuerdo no se vive

Mario Gómez / LAS VENTAS
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Una corrida de Alcurrucén que no estuvo a la altura de la expectación generada impide la mejor versión de los espadas. Morante dejó detalles, El Juli una interesante faena y Rufo no redondeó su faena al mejor de la tarde

Rufo sorteó el toro de más opciones de la tarde. - Foto: Plaza 1

Los creyentes peregrinaron en torrente bajando la calle Alcalá al encuentro de su vocación taurina. El credo, no en vano, el pasado domingo la misma terna reventó Talavera y ahora Madrid. Casi 30.000 personas en cuatro días al reclamo de Morante, Juli y Rufo. Algunos repetían(mos), otros confiaron todo al fielato de la Catedral del toreo. Madrid es mucho Madrid y cuando las cosas no ruedan, todo pesa un poco más, y más si se han mostrado altas cotas y la exigencia es la de embestir a diario, y que los toreros aprovechen todos los toros.

En el cuarto Morante medio pegó una verónica y Madrid rugió. Si lo llega a cuajar se cae. Cierto es que se tambaleó cuando el cigarrero quitó a la verónica dándole la réplica a El Juli, que lo hizo por chicuelinas. Los ayudados por alto, tan joselitistas precedieron a un cambio de terrenos a los bajos del 5 y un runrún considerable. El silencio en las entretandas era comparable al éxtasis de los muletazos encajados. Muy a menos el toro, el izquierdo sirvió para componer muletazos independientes, pero fue en la vuelta a la diestra donde confirmó lo que es Morante. No era lo que ansiaba, pero benditas gotitas de tauromaquia que deja. La espada no viajó certera.

El primero manseó, echó las manos por delante, salió de najas del caballo y Morante frunció el ceño. En la segunda entrada al caballo se le pegó y se quedó parado. Además parado. Supuso un quinario en banderillas y José Antonio salió con la de verdad. No pasaba y con la cara en las nubes, optó por dejar media arriba y Rompeolas fue historia.

Otra historia, y diferente, fue el quite de Rufo al acucharado segundo, que entregaba el cuello humillado en banderillas al capote de de J.M. Soler. Luego ya en la muleta el animal no tuvo el ritmo necesario que Madrid demanda. Protestaron a El Juli la ¿colocación?, y de uno en uno se los sacó mexicanamente. Incluso eso le valió para permitirse meterse entre los pitones y evitar protestas. Faena que tuvo momentos elevados, pero que se emborronó con la espada.

El quinto fue protestado de salida por su justeza de fuerzas y los primeros tercios se desarrollaron con presteza. Cuando El Juli tomó la muleta el aire seguía presente y a pesar de que el animal se desplazaba, la falta de celo y emoción en las embestidas parecían una losa que Julián levantó a base de quedarse quieto y pivotar embestidas a su alrededor. Magisterio el del madrileño que volvió a perder otra oreja con la espada.

Rufo levantó los primeros olés unánimes en el saludo de capa al tercero. Hacía las cosas bien y no lo afeó en el capote de Sergio Blasco. Rufo lo brindó a Madrid y desde la boca de riego se la ofreció por el derecho y ahí acudió 'Pocaprisas'. Tanto fue el brío que puso boca arriba la montera, y el mismo 'Pocaprisas' se encargó de colocarla por el envés. Que emoción y que torrente de embestidas, justo cuando despertó Eolo. Mientras tanto a Rufo le exigían como figura, y el torrente se desencauzaba por momentos. Con la derecha dominaba la izquierda tiraba líneas. Ya más cerrado quiso hacer un esfuerzo en las cercanías de los pitones, pero lo que no había sido antes, ya no era posible. Encima sonó un aviso, y la espada viajó a la segunda y caída.

El sexto tuvo menos chispa, y Rufo buscó los bajos del 5. Fernando Sánchez se desmonteró tras dos buenos pares, y mientras que Rufo quería, hubo quién protestó la presentación de la corrida. Muletazos notables, que no sumaban un racimo, y sueltos que en Madrid no valen. Cuando pudo ser no fue, y ahora que quiso, no había material. Se alargó quizá en exceso, con un contenido demasiado escaso. La estocada fue de libro y pronto dio con el animal en el suelo.

ARCHIVADO EN: El Juli