Resulta que hace un calor espantoso, que el anterior equipo de Gobierno, enemigo de los árboles, las sombras y las fuentes, nos castiga a abrasarnos sobre esos mares de cemento que ha sembrado y, por si fuera poco, deja las arcas municipales, en cultura y festejos, esquilmadas, en venganza, tal vez, por no seguir ocupando ese Consistorio que algunos creían de su propiedad. Ahí están, tan panchos, seguro que preparados para quejarse de la austeridad de las ferias y mirando para otro lado ante el desprecio que significa, no ya para sus sustitutos en el Ayuntamiento, sino para los vecinos, que el dinero público se haya esfumado, derrochado, desaparecido.
Sí, queridos lectores, hay que repetirlo unas cuantas veces: en Cultura quedan 68.000 euros de una partida superior al millón y medio prevista para 2023. Curioso y escandaloso. Como también lo es que los 814.000 euros del presupuesto de Festejos se los hayan ventilado en menos de seis meses. Bueno, han dejado 85 euros para organizar las ferias de agosto. Ni un karaoke se puede adquirir con semejante cantidad. Habrá que tomárselo a broma, pero cuando menos, los que ahora están en la oposición deberían rendir cuentas y pedir perdón a los vecinos por su falta de respeto al gestionar unos fondos destinados al disfrute de todos. Y es que si fuera por su jefa, la que se ha abierto un hueco a codazos en las listas del PSOE al Congreso, los toledanos nos hubiéramos quedado sumidos en la abulia a la que nos ha condenado este año, sin otra actividad que el cine de verano, en un recinto que pide a gritos la remodelación que se anunció hace meses y que, como otras cuestiones, se ha incumplido. Ahí queda el marrón para los nuevos. Eso se llama perder con elegancia, vamos.
Las ferias de agosto en Toledo giran en torno a la Virgen del Sagrario y tienen su día grande el 15 de agosto, cuando miles de personas se acercan al claustro de la Catedral a beber el agua del manantial del templo primado. Pero más allá de ese componente tradicional, religioso y entrañable, estas fiestas, como todas, conllevan actividades lúdicas, música y espectáculos para divertir a los sufridos vecinos. Ahora toca echarle imaginación. Parece que lo de los 85 euros se va a solventar con una partida del área de Juventud, con la finalidad de que las fiestas, al menos, sean dignas. De hecho, ya se ha anunciado para el 12 de agosto, la presencia de Mario Vaquerizo y sus Nancys Rubias en la Peraleda. Y esas mismas voces que cargan contra la censura cuando les afecta a ellos, ya están llamando a boicotear al grupo del marido de Alaska porque dicen que es del PP. Viva la libertad. Pues menos mal que estos divertidos frikis tenían fechas disponibles, porque si no, a menos de un mes y con toda España en fiestas, encontrar artistas libres, sería misión imposible.
Por cuestiones personales, tengo especial cariño a estas ferias. Recuerdo ese desfile de gigantones, esas horchatas en la Vega y, sí, también los cochecitos en la Peraleda, donde los niños daban rienda suelta a su fantasía, al igual que los padres, quienes nos preguntábamos por qué nuestra ciudad no había sido nunca merecedora de un recinto ferial en condiciones. Ya toca.