La otra pandemia que también hay que vencer

Mario G. Gutiérrez
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El próximo jueves se celebra el Día Mundial contra el VIH. Una enfermedad que no ha de confundirse con el SIDA, que es un estadío más avanzado, y que está registrando un aumento en el número de contagios, principalmente entre los jóvenes

El trabajo coordinado del personal de Pretox se antoja fundamental para dar atención a los usuarios que se acercan a ellos. - Foto: Yolanda Lancha

A pesar de que la Covid 19 cope las portadas de telediarios, informativos y sea 'trending topic' en redes sociales, no es la única de las enfermedades que tiene «repuntes» en número de contagios o que «está viendo incrementada su presencia en la sociedad», y con un dato inquietante, «especialmente entre los más jóvenes.

El próximo jueves, como cada 1 de diciembre, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el VIH, una jornada dedicada a a dar a conocer los avances contra el VIH y el Sida, que en este caso, está causado por la extensión de la infección del VIH.

Para esta fecha, desde Pretox, Asociación para la prevención y ayuda al toxicómano, tienen planteadas actividades de concienciación contra una enfermedad que «cada vez se está extendiendo más, y con la que la gente no está concienciada», explica Gema Manzanares, trabajadora social de la asociación.

Manzanares explica que, en su ámbito de actuación cada vez «se dan más casos de jóvenes que acaban contagiados del virus de la inmunodeficiencia humana, puesto que según argumenta «no hay campañas de concienciación», al igual que pasa en el caso de las drogas, donde la trabajadora social, reconoce la efectividad de campañas como la titulada 'Ten cerebro. Pasa de la coca', en la que un gusano se introducía en la nariz del protagonista después de consumir cocaína. Una campaña «impactante», que pretendía mediante imágenes muy explícitas, alertar del riesgo del consumo prolongado de cocaína.

Por ello, como «la mejor forma de llegar a la gente es pasando a la acción», el próximo jueves durante todo el día repartirán preservativos en las inmediaciones del Campus Universitario de la Fábrica de Armas.

«A veces a los jóvenes les entra la risilla tonta, otras ocasiones pasan de lejos, pero muchas veces paran y te escuchan», precisamente esta es la labor que pretenden realizar desde Pretox entre un colectivo de la población «que está en riesgo». Manzanares desglosa que en los años 80 y 90, las generaciones estaban más concienciados de los riesgos de «mantener relaciones sexuales sin protección con personas que no conoces su estado de salud», además de desvelar que en ocasiones los propios enfermos confiesan que «no mencionan que son portadores de VIH a las personas con las que mantienen relaciones sexuales».

Además desde la asociación añaden un factor condicionante y fundamental en este caso, que es el hecho de que «ahora se liga por aplicaciones en muchas ocasiones», por lo que el grado de conocimiento de la otra persona «es menor», un hecho que enfatiza la necesidad de «concienciar y usar protección».

Pero el VIH no es la única enfermedad que atienden en Pretox o la única causa de aumento de usuarios que acuden en busca de ayuda. La trabajadora social del centro relata que las adicciones se diferencian en dos grandes grupos: «las que son causadas por una sustancia y las que son adicciones sin sustancia».

Entre las primeras se encuentran todas las drogas que, por desgracia, son habituales. Algunas «muy normalizadas» como el cannabis, con las que los consumidores consideran que la adicción no es «alarmante, y es un error». Manzanares menciona el repunte en el consumo de heroína «pero no inyectada, sino inhalada, aspirada o fumada. La cocaína es otra de las sustancias con mayor nivel de adicción. Para conseguir «mantener el efecto de subidón», se han ido desarrollando nuevas sustancias, ya que «el consumidor siempre busca que la sensación sea más fuerte e intensa». Por ello alertan de la aparición de la conocida como «cocaína rosa», cuya fórmula combinada, efectos y nivel de adicción la posicionan en una escala alta de peligrosidad.

En este caso, lejos de proceder de la hoja de coca, se trata de una sustancia que mezcla LSD, además de sumar una proporción del MDMA. Este cóctel causa efectos alucinógenos, por un lado, y sensación de euforia por otro. Como en la mayor parte de este tipo de drogas, «se incrementa la sensación falsa de control y perfeccionamiento de las capacidades», desembocando en un estado de nerviosismo y excitación muy elevado, lo que hace que el 'tusi', nombre coloquial por el que se le conoce, tenga una alta intensidad.

El otro tipo de adicciones que han registrado un aumento muy destacado son aquellas que «no cuentan con sustancia». Un caso cada vez más de actualidad puesto que este tipo de adicciones al no realizarse un consumo físico de ningún producto, suele ser más difícil de detectar y, sobre todo, de asumir.

Sería el caso del consumo de internet, compras compulsivas, videojuegos, apuestas online, juegos de azar, redes sociales o el hecho de mantener una conexión amplia y prolongada al teléfono móvil.

A todo ello, habría que tener en cuenta que el «perfil también ha cambiado». El precio de los estupefacientes o el acceso a situaciones de compras o apuestas, requieren una solvencia económica y disponibilidad material de dinero, por lo que el perfil de las personas que son víctimas de las adicciones, «son gente de clase media, que tienen trabajo estable o capacidad económica solvente».

Además, el hecho de que los perfiles que «caen en las drogas son personas con situaciones familiares desestructuradas», cada vez está más lejos de la situación actual.

Por ello desde Pretox desempeñan su trabajo con los medios de los que disponen, además de estar en constante contacto con la Unidad de Conductas Adictivas del Sescam, que complementa algunos servicios que la asociación no ofrece, como por ejemplo el psiquiatra o los casos que requieren internamiento para la desintoxicación. 

Precisamente para lograr romper el vínculo con las drogas, es necesario «la voluntad de la persona, puesto que nunca dejan de ser consumidores, sino que se controla la voluntad de hacerlo». Por ello la trabajadora social recuerda que «se trata de personas que siempre tendrán presente las drogas como una salida para una situación adversa», por lo que explica que hay que ofrecer alternativas, como por ejemplo otra de las iniciativas de la asociación, que permite a presos de OcañaI, gozar de permisos penitenciarios cuando están en disposición de ello en las instalaciones del centro, si no tienen familiares que les avalen.