Cerro: «La lluvia es una gracia que humildemente pedimos»

Mario Gómez
-

El arzobispo de Toledo presidió una Eucaristía rogativa en la Catedral para pedir lluvia y acabar con la sequía

La catedral acogió la celebración litúrgica. - Foto: David Pérez

Coincidiendo con la festividad de los apóstoles Felipe y Santiago, la Catedral de Toledo acogió una celebración eucarística en la que familias agricultoras y ganaderas, ofrecieron su «impotencia ante la falta de lluvias y la alegría de una profesión tan bonita», tal y como explicaron en la monición de entrada.

La Eucaristía, que estuvo presidida por Francisco Cerro, arzobispo de Toledo, y concelebrada por una docena de sacerdotes, congregó a más de un centenar de fieles que imploraron por «el don de la lluvia» ante la complicada tesitura de sequía que se presenta, «el regalo de la lluvia, para nuestros campos y nuestro trabajo puedan alimentarnos», leyeron.

Durante la homilía, Cerro, recordó su experiencia en Tierra Santa, donde ante la escasez de lluvia «los niños rezan a diario en las escuelas pidiendo que llueva», explicó. Además, recordó que «ya este tiempo de atrás, ante las dificultades que se presagiaban, apremié a los sacerdotes, y parroquias a que rezasen por el don de la lluvia».

En referencia a la Biblia, Cerro recordó las innumerables citas que el libro contiene a la ganadería y la agricultura, y se mostró esperanzado porque «el Señor nos explica la vida a través de parábolas, muchas de ellas del campo y cultivos».

Asimismo mostró su comprensión ante la preocupación del colectivo ganadero y agrícola, y alabó la iniciativa de Asaja, animándoles a continuar «pidiendo la lluvia».

«En Castilla-La Mancha los obispos estamos preocupados, porque la sequía no es nueva, y las dificultades tampoco, pero la Iglesia está cerca de los que sufren, y se une a pedir especialmente por los campos, los agricultores y ganaderos», dijo, recordando que el estado de los pantanos es deficiente, y que ello puede desembocar en problemas para el consumo humano en verano.

«Acudimos a Dios de forma humilde, porque sabemos que Él está pendiente de nosotros, por lo que desde el corazón de la Diócesis, la Catedral, pedimos la inmensa gracia de la lluvia», antes de concluir pidiendo la intercesión de San Isidro y cuantos santos han desempeñado tareas en el campo. La celebración concluyó con la oración del Papa Pablo VI para pedir la lluvia.