De todos es sabido que el fútbol es muy caprichoso, quizás demasiado, y, en muchos de los casos, no se corresponde un buen trabajo con el tan deseado éxito que todos buscan. Se me vienen a la mente mil y un tópicos para hablar de lo injusto que es el fútbol, pero también, por otro lado, a veces las cosas bien hechas dan su fruto.
Desde mi punto de vista, la excepción que confirma la regla esta temporada, es el Club Deportivo Illescas. Ya hemos hablado de su proyecto, su filosofía y su plan preestablecido que, poco a poco, se va cumpliendo. Esa imprescindible profesionalización que mantiene viva la ilusión de ser futbolistas de verdad en sus jóvenes jugadores.
El pasado domingo, en el San Marcos, uno de esos feudos prácticamente indestructible, ante un Quintanar del Rey, uno de esos 'cocos' de la categoría en las últimas temporadas, esos jóvenes talentos que pronto disfrutaremos en categoría superior, lograron hacer un gran partido a nivel general. Pero no puede olvidarse que enfrente tienen un rival espectacular, que llegó a igualar un 0-2 en contra, y que se defendió con un jugador menos a capa y espada.
Un gol tarda un segundo, es un abrir y cerrar de ojos, y, por eso, el CD Illescas no puede permitirse ni pestañear para celebrar junto con su afición, que también se lo merece, el premio a todo y mucho de lo hay detrás de todo esto. Premio que le acercará, ahora sí, de verdad, a esa ansiada Segunda Federación contra un rival nacional, y que, además, nos permitirá a todos los amantes del fútbol toledano seguir disfrutando de este deporte quince días más.
E, independientemente de lo que pase, creo que lo que le está sucediendo al CD Illescas, y todo lo que gira en torno a su escudo, es ya, de antemano, un éxito rotundo. Su primer equipo, su sección femenina, su fútbol base, su afición, patrocinadores, iniciativas, gestión… Un buen modelo, ejemplo para, desde la humildad y el trabajo, servir a muchos. ¡Enhorabuena!