«Las administraciones deben mimar la sanidad pública»

M.G
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La responsable de la unidad de Mama del Hospital Universitario de Toledo, Cristina Romero, acaba de ser nombrada Hija Adoptiva de Castilla-La Mancha, una distinción que recibe con mucha alegría. La doctora habla de sanidad, de avances y del Mammowave

La responsable de la unidad de Mama del Hospital Universitario de Toledo, Cristina Romero. - Foto: David Pérez

Un nuevo reconocimiento, esta vez de la mano del Gobierno regional, con la distinción de Hija Adoptiva de Castilla-La Mancha. ¿Cómo te sientes al recibir un título? ¡No te van a caber en la estantería!

Estoy muy emocionada y agradecida. Si tuviera que poner dos adjetivos, sin duda, son esos porque se está reconociendo una labor pública e intentamos hacerla lo mejor posible poniéndole mucho corazón y mucho trabajo. Para mí, es un premio de valores y lo hace muy especial. Quiero mucho a esta tierra porque me ha dado todo lo importante de la vida, me ha permitido formarme, he creado aquí mi familia y me siento manchega en el corazón. El hecho de que se reconozca y que el amor sea mutuo no tiene parangón para mí. 

El único problema es que al final con tantas distinciones y tanta fama todas las pacientes quieren que seas su doctora.

Afortunadamente, trabajar en un medio público te hace ver que hay que ser muy generosos con la gestión del conocimiento. En este hospital intentamos formar a la gente y he sido todo lo generosa que he podido para que, si yo me apartaba o tenía que coger otro tipo de labor, se siguiera adelante con unos buenos o mejores profesionales.

En la vida se crece así, rodeándote de gente incluso mejores que tú. Lo veo como una carrera de relevos. He intentado correr todo lo que he podido, les he cedido el testigo y sé que están absolutamente preparados. En ese aspecto estoy muy orgullosa de ver cómo funciona el servicio en el hospital, las generaciones nuevas que se están incorporando, esa savia nueva que entra. También me siento muy agradecida y encantada con este sistema MIR que permite formar a los profesionales.

En la entrevista de La Tribuna hace unos meses comentabas la necesidad de rebajar la edad de los cribados. Imagino que sigue siendo un caballo de batalla que estas pruebas se realicen a partir de los 40 años como recomienda la Unión Europea.

Durante todo el año pasado he estado trabajando como asesora en el documento que se publicó en septiembre, en el cual se han cambiado un poco las normas porque  ya se reconoce y hay evidencias suficientes para bajar el cribado a los 45 años. En este aspecto, Castilla-La Mancha ha sido pionera, solo había tres comunidades que lo tenían a esa edad, y fuimos muy criticados al principio. Sin embargo, ahora el resto tiene que hacer lo que nosotros. 

Además, también los cribados se han subido hasta los 75 años y de eso no se habla, pero me parece muy importante porque las mujeres ahora mismo llegan a esta edad tan bien que es necesario. 

Luchar por el cribado es el leit motiv de mi vida porque hay que atacar en la prevención, sin duda alguna. Afortunadamente, vivimos en un país en el que si uno tiene un cáncer se lo puede tratar muy bien, pero hay que trabajar en todas las políticas de prevención, no únicamente en el cáncer de mama, sino en cualquiera que nos lleve a aumentar el nivel de vida, a cuidarnos más con la dieta, el ejercicio y todas las cosas que decimos. Tenemos que ir a nuestras revisiones para coger estas cosas pequeñitas y crear técnicas alternativas que no sean tan agresivas y desagradables como la mamografía y nos permitan extenderla a todo el mundo. Ahí entra nuestro sueño con el proyecto Mammowave.

Se insiste en una buena prevención y en la autoexploración mamaria. Sin embargo, ¿la mayoría de las mujeres sabe cómo revisarse habitualmente para descartar cualquier anomalía en el pecho?

Creo que sí. Trabajar en esto siempre es rentable. Las pacientes que están acostumbradas a las revisiones tienen una sensibilidad suficientemente alta, pero quizá trabajaría más con la gente joven y echo en falta poder ir a visitar institutos y llegar a esas mujeres. 

Cuando eres joven te crees que la salud viene por añadidura y que es algo que te mereces porque eres joven y la tienes, pero de alguna manera hay que trabajar en política sanitaria en este sentido y acercarnos para que conozcan cómo funciona su cuerpo y qué es bueno y malo para ellas. Todavía hay que trabajar un poquito en esta línea. 

¿Cómo andan las listas de espera de la Unidad de Mama del Hospital Universitario?

La listas de espera andan regular. Al final, este es otro trabajo importante. Hemos tenido un traslado de hospital y la gente tiene que entender que ha sido muy problemático porque hay que adaptarse a un nuevo sitio, a un nuevo circuito, trasladar máquinas, obras, máquinas que quedan por llegar... Todo el mundo sabe lo que es una obra en su casa y aquí se ha hecho un gran esfuerzo por parte de todos los profesionales del hospital y doy las gracias por todo lo que me han ayudado mis compañeros. Pero hay que seguir mejorando y concienciarnos en qué está indicado y qué no, trabajar en resolución rápida de los problemas. Estamos en ello y es un trabajo de pico y pala todos los días, un trabajo complicado, pero no soy de las que mienten ni de las que no se enfrentan a los problemas. 

Hablabas del proyecto del Mammowave, un dispositivo sin radiación que puede llegar a sustituir a las mamografías dentro de unos años. Ahora va a pasar a la fase de experimentación con pacientes, ¿no?

En principio, está previsto que empecemos con pacientes en febrero del próximo año. De momento, este año estamos limando el protocolo a seguir. Estas investigaciones son tremendamente complejas, entra el comité ético, los comités reguladores y hay que tener en cuenta que son diez los hospitales europeos los que se encuentran en el proyecto y no todos trabajamos igual. Me siento muy orgullosa de estar liderándolo en Toledo, pero es un tema muy complicado porque hay que hacer un equilibrio muy complejo a pesar de que la máquina es inocua para no agredir y que la mujer que nos ceda voluntariamente la información de su mama, a través de esta prueba, nunca tenga nada que perder. Por ahí estamos trabajando. 

En paralelo, también estamos desarrollando otro proyecto europeo de inteligencia artificial para mejorar el rendimiento del Mammowave. Este año estamos entrenando con 600 pacientes para que detecte lo que tiene que detectar y no moleste a quien no tenga que molestar. Cuanto más lo entrenemos ahora mejor va a funcionar el año que viene. 

Y hay buenas sensaciones y muchas esperanzas puestas en este dispositivo, ¿no?

Tengo muchísimas esperanzas y promete mucho, pero la investigación no es tan sencilla como decir ya está. Todos los que nos dedicamos a ella sabemos que es un camino muy largo y muy arduo, sobre todo, porque debe ser así. En medicina, cuando se está investigando algo muy rompedor, hay que ser muy serio y no podemos someter a la población a riesgos innecesarios porque sería tremendo. 

También hay que ir generando evidencia científica poco a poco, pero es cierto que los primeros resultados fueron muy prometedores y también lo es tener una idea revolucionaria de disponer de una máquina que es capaz de detectar el cáncer sin dañar en absoluto es muy importante y un reto fantástico. También hay que sumar que es un aparato con un coste efectivo, que permitiría con facilidad llevarlo a sitios con economías subdesarrolladas donde ahora mismo no tienen nada y esas mujeres se mueren. Merece la pena intentarlo y aunque saliera mal siempre es una buena historia porque mueves a la comunidad científica a buscar otras alternativas y algo parecido.

La salud mental es clave en el tratamiento que afrontan las pacientes con cáncer de mama, pero se habla poco. Sin embargo, también hay otra problemática menos visible aún, los problemas que surgen en el ámbito laboral. 

Una sociedad como la nuestra tiene que salvar ciertos problemas. Es cierto que se hace apoyo psicológico, pero para mí no es suficiente. También es cierto que hay que apoyar a la familia hasta el final y tenemos una asignatura pendiente con los familiares y con las propias pacientes. Me parece una grandísima noticia la Ley del derecho a olvidar el proceso oncológico y era muy necesaria por la repercusión que puede tener para un paciente en todos los aspectos, también en el laboral. Además, hay que llevar a cabo un diagnóstico correcto porque si no no se puede curar.

No está salvado tampoco el problema de aquellas mujeres que son autónomas y entran en un proceso de enfermedad y vienen diciéndote que necesitan recuperarse porque tienen que trabajar y son el único medio de sustento de su familia. Resulta duro ver cómo no tienen derecho a estar de baja continua porque deben trabajar. Por tanto, hay que dar una revisión muy importante en este país a propósito del cáncer de mama y su afectación en mujeres jóvenes si queremos incorporar además a las mujeres como empresarias, teniendo en cuenta además el número de autónomos que hay.

La investigación es un pilar fundamental y se sigue avanzando respecto al cáncer de mama. Los científicos apuntan que la hormona del estrógeno podría ser la responsable de la mayoría de estos tumores. 

En principio, sabemos que nuestros genes enredan mucho en el cáncer de mama y no es algo nuevo, más bien viejo. De hecho, forma parte del tratamiento que aplicamos para el cáncer de mama desde hace años con la famosa pastilla que se toman las mujeres durante  cinco diez años. Lo que estamos intentando es llegar a ese punto de conocimiento para saber por qué en un momento determinado esto se produce. 

Para mí, también hay otra pregunta importante y se está trabajando mucho en ello, por qué una vez que tratamos el cáncer de mama en unas pacientes vuelve y en otras no. El día que podamos contestar estas preguntas tendremos salvado el problema y ojalá que llegue pronto. La gente tiene que entender que los avances llegan de la mano de la investigación y no hay otra. 

También hay que tener claro que la investigación no es un lujo, es una necesidad y es muy importante que se favorezca la investigación pública. Es muy complicado compaginar la actividad asistencial a la vez que la investigación y lo sé bien, pero hay que favorecerla y las administraciones e instituciones tienen que entender que hay que agilizarla porque los trámites administrativos son tremendos. Entiendo que las investigaciones deben ser tremendamente rigurosas, pero también tremendamente ágiles y se agradecería mucho.

La investigación es lenta, pero está realizando también grandes descubrimientos, como, por ejemplo, el hecho de que haya células que se pueden reprogramar para superar estos tumores de mama.

Sí. Se está trabajando mucho en ello y en una línea génica, en temas de inmunoterapia y hay muchas líneas abiertas y muy interesantes. Pienso que quizá en poco tiempo, cinco o seis años, habrá alternativas muy interesantes para casos como el cáncer avanzado metastásico, por ejemplo. Además, la buena noticia también es que se está avanzando y muchas de esas líneas están lideradas por equipos españoles.

Imagino que tampoco se sabe aún con certeza  por qué  cada vez hay pacientes más jóvenes con cáncer de mama.

En parte sí se sabe porque tenemos que hacernos a la idea de que el cáncer de mama es un cáncer de países desarrollados porque está muy relacionado con el retraso de la maternidad, modos de vida sedentarios, dietas con alimentos procesados... Estamos envueltas en un ambiente que es favorable a la enfermedad. Pero también es verdad que cada vez la supervivencia es mayor y es una buena noticia.

Se suele hablar muy poco también del cáncer de mama en mujeres por encima de los 65 años y parte como una población un tanto olvidada.

Es cierto. Obviamente el impacto de una enfermedad en una edad en la que teóricamente se tiene que ser productiva en todos los aspectos es importante. Pero es cierto que puede haber cáncer en mujeres más mayores y cuando se produce los resultados que solemos tener son bastante buenos, sobre todo, los que están cogidos a tiempo. Es una buena noticia que los cribados aumenten la edad hasta los 75 años, un gran paso. 

Acabamos de celebrar las elecciones municipales y autonómicas y es época de pedir. ¿Qué se le puede pedir a la administración?

Lo que le pediría a las administraciones es que cuiden la sanidad pública. Es un derecho y muchas veces en este país no valoramos lo que significa tener sanidad pública. Me parece también que la sanidad pública nunca puede ser un campo de batalla sea cual sea el color, debe ser siempre un campo de paz, de encuentro, de sentirnos orgullosos y de fomentarla. 

Vivo en un mundo rodeado de profesionales maravillosos y aunque ahora pueda ser la más famosa, puedo garantizar que no soy ni mucho menos la mejor y hay gente anónima que se está dejando la piel con mucho cariño y pundonor con sus pacientes, luchando contra todo. Nos merecemos no solo aplausos físicos, sino aplausos reales de respeto a nuestra profesión y estar ajenos a cualquier guerra política.