Peligroso realfooding: confundir la verdadera comida nutritiva

Á. de la Paz
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La adhesión creciente a este movimiento genera inquietud entre los expertos. La doctora Martín, nutricionista del HM IMI Toledo, cuestiona sus principios

Marga Martín, nutricionista del HM IMI Toledo - Foto: La Tribuna

Marga Martín, nutricionista de HM IMI Toledo, defiende las ventajas que tiene la comida «de verdad, real» frente al realfooding, un movimiento que restringe el consumo alimentario a aquellos productos considerados naturales y sin presencia de procesamiento. Esta propuesta, sin embargo, supone una amenaza para muchos de sus seguidores. «La difusión en redes sociales» de la que goza facilita una narrativa sobre dicha dieta en la que se ocultan sus inconvenientes. Los profesionales de la nutrición piden tener «cuidado con el enfoque» con que se presenta tal régimen: una idea a priori positiva se convierte en nociva cuando se ignoran todas las consecuencias que implica la adopción de estas pautas.

La especialista del HM IMI propone afrontar la alimentación a partir de la «mejora de los hábitos de alimentación», pero evitando caer en la entelequia de que sólo lo natural es bueno. La doctora refiere visitas a su consulta por cuadros relacionados con la anorexia nerviosa o la bulimia, trastornos de conducta alimentarios que también se indujeron a través de la obsesión por la comida absolutamente sana. «Todo lo que está de moda atrae», asegura la facultativa. Por su despacho han desfilado mayoritariamente «adolescentes y jóvenes de 18 a 30 años, también de 30 en adelante» afectados por «seguir los patrones» que impone el realfooding. «Ya no es solo que alguien tenga infrapeso: puede tener un peso normal pero estar rechazando salir o hacer un plan si no puede garantizarse el consumo de uno de estos productos. Y eso también es tener un trastorno».

Martín alerta de los perfiles influyentes «que difunden este movimiento» a través de sus cuentas en las redes sociales. La propaganda favorable a esta dieta penetra con facilidad entre los más jóvenes, principales consumidores de información en estas plataformas. Además, la proliferación de aplicaciones móviles para determinar si un producto es realfooding o no distorsiona el conocimiento que la población tiene sobre un producto u otro. «Y en función de eso, la gente echa unas cosas y descarta otras en el carrito de la compra».

La nutricionista sugiere una «reeducación alimentaria» basada en criterios como la «frecuencia para comer» o la «calidad nutritiva» de cada comida. En la «alimentación saludable» que Martín desgrana se incluyen cinco raciones diarias de frutas y verduras, dos platos semanales de legumbres que aporten «proteína vegetal», dos días de pescado azul y abundancia de grano entero, incluyendo pastas y arroz integrales.

ELIMINAR RIESGOS. El estrés que generan las estrictas pautas impuestas por los gurús del realfooding llegan a desembocar en trastornos indeaseados. «Lo que aconsejo es eliminar lo que no aporta: si alguien sigue un perfil en una red social al que le dedica una atención excesiva que le puede llevar a una obsesión es mejor dejar de seguir esa cuenta». Martín recomienda a aquellas personas que puedan encontrarse en esta situación pedir ayuda a familiares y allegados.