«Las chicas bailan con música; yo con la enfermedad»

O. Furones
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Natural de Toledo, Begoña desafía todos los estigmas de una lucha «que yo no elegí» contra la esquizofrenia paranoide. Su historia es de lucha, resiliencia y ejemplo.

Begoña: una inspiradora lucha de salud mental

«Mientras hay chicas que bailan con música, yo bailo con la enfermedad», así son las primeras palabras de la carta más personal de Begoña. Una toledana que lucha día a día, o más bien «baila», con una enfermedad mental que le cambió la vida. Vida en la que ahora está en «una etapa diferente, y me encuentro cumpliendo mis sueños».

Su historia es de lucha, superación, resiliencia, ejemplo... porque como dice ella, «mi diferencia con las demás chicas, ellas bailan cuando quieren, y yo bailo, bailaré toda la vida con ella (esquizofrenia paranoide)».

En este Día Mundial de la Salud Mental, esta lucha particular de Begoña no se entendería sin el CRPSL (Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral) de Toledo, mención aparte «mi madre y mi familia». Desde el centro esta semana realizan diferentes actividades como mesas informativas en el mercadillo de Toledo, este martes, hasta actividades como zumba o fútbol, en el pabellón deportivo del Salto del Caballo. Toda la información está disponible en su página web.

«La verdad nadie puede imaginar cuando llega ni cuándo se va. Mucha gente piensa que no le puede tocar, yo era una de ellas hasta que sin quererlo, ni saberlo, me tocó. ¿Por que digo sin quererlo?, porque yo no lo elegí, y sin saberlo, porque tampoco fui consciente de tener la enfermedad hasta que pasaron unos años». Y gracias al CRPSL, Begoña ha aprendido diferentes estrategias para hacer frente a su enfermedad. Algunas muy básicas, pero realmente útiles, como por ejemplo, «pensar en tu comida favorita cuando te viene un problema o pensamiento negativo, la mía por ejemplo arroz con tomate y esto produce un choque que igual hasta te ríes y que nos sirve no solo para el problema de salud mental, sino para un problema cotidiano también».

Independiente, viviendo en un piso en Toledo y estudiando educación. «Os preguntaréis, y una persona con esquizofrenia, ¿puede trabajar, estudiar o hacer una vida normal?, la respuesta es sí, he trabajado y estoy estudiando, aunque he tenido dificultades para llegar, pero ahora estoy a gusto», declara en su carta.

Sin conocer barreras, su mensaje sirve de luz para todos aquellos que están perdidos en un oscuro túnel. «Ver las cosas como un aprendizaje tanto lo bueno como lo malo, desde un punto de vista positivo, de querer afrontar el problema como algo que forma parte del pasado y que sirve para que en el futuro no vuelva a cometer el mismo error», destaca.

Este 10 de octubre la visibilización es fundamental. Un recordatorio de que todos somos vulnerables en algún momento y que la empatía pude marcar la diferencia  entre la desesperación y la esperanza.  «Muchas veces en clase no lo dices por miedo a que te señalen o te excluyan, pero cada vez hay más gente concienciada y desde luego hay más personas de las que pensaba, y con el confinamiento y famosos que lo están visibilizando a la sociedad poco a poco, con el fin de que se normalice la enfermedad y no el estigma», señala Begoña.

Una carta que cierra con su gran mensaje, la felicidad. «Yo ya soy feliz, si feliz, os preguntaréis ¿no soléis estar deprimidos por la enfermedad?, pues bueno, yo creo que todos tenemos nuestros momentos, tanto los que padecen una enfermedad, o los que no. Ahora mismo estoy en el mejor momento de mi vida, me ha costado, pero lo he conseguido».