«Todos nos hemos podido sentir como Caperucita en ocasiones»

M.G
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La escritora Julia Navarro presentó ayer 'Historias compartidas' en la Librería Taiga. Su nueva obra repasa parte de la vida de 200 mujeres destacadas en distintos campos y disciplinas. La escritora está embarcada en la próxima novela

La escritora Julia Navarro - Foto: Juan Manuel Fernández

Julia Navarro hace un alto en su ajetreada agenda para atender la entrevista. Lleva días que no para y esta cita ha tenido que cambiarse tres veces de hora. Pero merece mucho hablar con una escritora tan exitosa que atiende una y otra vez con una amabilidad espontánea que  te hace sentir en casa. La autora de 'Ninguna parte' o 'Dime quién soy' trabaja en su nueva novela y a la vez en la promoción de 'Historias compartidas', un ensayo literario que repasa pinceladas de 200 mujeres relevantes que merecen su espacio histórico, con las que Julia se ha ido encontrando a lo largo de los años. Quizá también podría estar ella y méritos no le faltan, pero ese es otro viaje y otra historia.

'Historias compartidas' nació en la pandemia, como sueles decir.  ¿No te dio vértigo dejar a un lado la novela que estabas escribiendo en ese momento para embarcarte en un ensayo literario, un registro tan distinto?

Cuando comenzó la pandemia estaba terminando mi anterior novela y de hecho la terminé. Empecé a escribir otra y me di cuenta de que no podía porque el encierro me estaba afectando y el confinamiento era como si me estuviera cortando las alas de la imaginación y esa sensación de no poder salir me hizo empezar a recordar mis viajes y los libros que había leído. Empecé a escribir este libro como si fuera un diario, sin pensarlo mucho ni estructurarlo demasiado. Fue una forma de escaparme y salir de los muros de mi casa a través de los recuerdos. Es un viaje literario, en definitiva.

¿Y no descolocaste a la editorial, tan acostumbrada a tus novelas?

No fue una decisión y el libro lo guardé en un cajón. Cuando terminó el encierro continué con la novela que  había empezado y sigo escribiendo. Al final, un día hablando con mi editor se lo entregué y dijo que se publicaría ahora. Y eso es lo que se ha hecho. Aun así, no es un libro premeditado, no me plantee un cambio de registro ni nada por estilo. Y no lo habría escrito ni antes de la pandemia ni después.

¿Lo que quieres dejar claro es que no habrá una segunda parte? ¿No habrá más viajes con mujeres que se asomarán en tus páginas?

En estos momentos no me lo planteo porque estoy con la novela con la que no me sentía con ánimo de escribir y sigo trabajando en ella. A corto plazo, no, pero tampoco soy de las que digo que de este agua no beberé. De momento, no, pero no lo sé.

Decías que 'Historias compartidas' comenzó sin pensar mucho en la estructura...

No era un libro que tuviera pensado. Las novelas las pienso mucho antes de ponerme a escribir y con éste el proceso ha sido al revés, ponerme a recordar. Ha sido un libro escrito a borbotones.

El libro se presta a una fórmula muy ágil, pequeños textos de cada una de las mujeres que aparecen. ¿El objetivo era que el lector pueda conocer pinceladas?

Lo que hago es contarle al lector mi encuentro con ellas. Y hay una parte de documentación, es cierto. También transmito mi interés por saber cómo eran los hombres que formaron parte de la vida de ellas. Siempre he tenido claro que la Historia nos la han contado a medias, una historia de parte, una historia contada desde la supremacía masculina, ignorando a tantas y tantas mujeres sin cuyas aportaciones, en el campo de las ciencias, la filosofía, la literatura y en el resto de materias, no se puede contar el desarrollo de la humanidad.

Cuando empecé a escribir este libro me dije que estaba hablando de las mujeres que me había encontrado. Pero también me preguntaba: ¿Cómo eran ellos? Me interesaba saber quiénes eran y me entretuve en la búsqueda de documentación.

Más de un centenar de mujeres forman parte de 'Historias compartidas'. ¿Echas en falta a otras muchas?

Doscientas mujeres hay en el libro. Y también faltan muchísimas. Pero no es un libro académico, es un libro del encuentro a lo largo de mi vida con mujeres que me han dejado huella. Por tanto, faltan muchísimas. Hace unos días estaba leyendo un libro de Irene Némirovsky y me dije que tendría que haberla dedicado un capítulo porque es una de mis escritoras favoritas, pero cuando escribí el libro  simplemente la nombro sin dedicarle el espacio que merece. Y faltan otras muchas mujeres, algunas que se dedicaron a la música, a la pintura...

Hasta la escritora Ágatha Christie tiene un capítulo. Y lo más curioso que cuentas es que se inspiraba fregando platos, algo que no compartes. ¿Cómo te inspiras?

Ágatha Christie es una de las grandes de la historia de la literatura y tiene millones de lectores desde que salieron sus primeras novelas. Es imprescindible como escritora de novelas de misterio, una de las grandes. 

En mi caso, encuentro la inspiración de muchas maneras, pensando en las cuestiones que me interesan y me importan, en las páginas de los periódicos,  en conversaciones con amigos, en otras lecturas. La inspiración viene de muchas partes. 

Luego hay que trabajarla, pensar, estructurar la novela y escribir y escribir, imagino.

Escribir es un trabajo en el que la inspiración es una parte mínima de todo ese trabajo. Por tanto, sacar una novela adelante significa sentarse a escribir todos los días. 

En el libro destacas también a otras mujeres por su valía científica y llama la atención el caso de la actriz Hedy Lammar, de la que cuentas que muy poca gente conoce que fue la precursora de la wifi.

Hay un enorme déficit de conocimiento de las mujeres y siempre digo que todos los ministros de Educación llegan y hacen un plan nuevo de estudio en vez de dedicarse a algo tan sencillo como incorporar masivamente a tantas mujeres cuyas aportaciones en distintos campos y materias han sido fundamentales para el desarrollo de la humanidad. 

No podía faltar en 'Historias compartidas' la escritora Ana María Matute y sus frases lapidarias. Ella dijo 'Todos nos acostamos con el lobo, pero no podemos confundirlo con la abuelita. Caperucita era tonta'.

Ana María Matute es una de las grandes de la literatura y una mujer con una inteligencia y un sentido del humor impresionantes. 

¿Te has sentido alguna vez como esa Caperucita que plantea Matute?

Creo que todos nos hemos podido sentir como Caperucita a lo largo de la vida en alguna ocasión. Caperucita no es solo un cuento de niñas, también los niños se pueden sentir identificados con la moraleja. 

Hay una mujer que echo en falta en el libro. ¿Por qué la escritora Almudena Grandes no tiene un capítulo?

Hablo de Almudena. Al final del libro hablo de todas las escritoras contemporáneas y a la primera que me refiero es a Almudena. 

Apuntas en el libro que no te gustaría cambiar de vida, pero que si te dieran la opción de hacerlo podrías haber elegido la de la periodista y escritora Oriana Fallaci.

Quizá no quiero decir exactamente eso, lo que digo es que cuando soñaba con ser periodista soñaba con ser Oriana Fallaci, el referente, la periodista por excelencia y mi admiración por ella era absoluta. Ojalá yo hubiera podido hacer todas las cosas que hizo Oriana. 

Comentabas que sigues escribiendo la novela que interrumpiste por la pandemia. ¿Se puede adelantar algo?

No, nunca.

Lo imaginaba, el secreto suele ser fundamental. En cualquier caso, ¿la publicarás pronto?

No lo sé, estoy en ello. Nunca me pongo plazos porque no puedo trabajar con la presión de tener que entregar una novela. No podría escribir de esta manera.