Detalles Musicales X: El Atambor o Tambor Mayor

Roberto Sánchez Pérez
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El Atambor o Tambor Mayor se remonta a los tiempos de Carlos I. Se decía de él que era un personaje gallardo y lleno de la más legítima vanidad, que marchaba a la cabeza de las bandas de pífanos y tambores de aquellos lejanos Tercios

El Atambor o Tambor Mayor, personaje gallardo y lleno de la más legítima vanidad - Foto: Museo del Ejército

Desde 1844 el capitán Manuel Giménez y González se suma al movimiento de hacer representaciones gráficas de uniformes acompañados de textos que los describen, y es precisamente en una lámina de uniformidad del reinado de Felipe V, donde encontramos nuestro detalle musical. De izquierda a derecha podemos ver a un tambor de Infantería de 1717, un tambor de las milicias provinciales de 1732, en el centro con uniforme azul con alamares, medias rojas y sombrero acandilado, el flamante Tambor Mayor de los Regimientos de Reales guardias españolas y Walonas de 1704 reinando Felipe V, un oboe de Infantería de 1704 y un pífano de los regimientos suizos de 1745. Aunque en esta  acuarela de los fondos del Museo del Ejército podemos ver a diferentes soldados músicos, hoy nos fijamos en la figura central de la imagen, el Tambor Mayor.

El Atambor o Tambor Mayor se remonta a los tiempos de Carlos I. Se decía de él que era un personaje gallardo y lleno de la más legítima vanidad, que marchaba a la cabeza de las bandas de pífanos y tambores de aquellos lejanos Tercios. Este soldado era músico y como norma general tenía que ser de elevada estatura y adornado de forma muy espectacular. Se distinguía también por un enorme bastón con una vistosa empuñadura, en ocasiones adornados con borlas de colores. Entre sus funciones estaba la de marcar el compás y dar órdenes como: reunirse, iniciar la marcha, deshacer la formación y por supuesto ordenar tocar los consabidos toques de ordenanza como, caminar, recoger, volver las caras, calar las picas, etc...Todo ello mandado con vistosas filigranas y molinetes de su bastón. «El Tambor Mayor del Tercio era el encargado de mandar tocar la orden que correspondiera al resto de ellos, así como darles instrucción, por lo que debía conocer los sones de los tambores de otras naciones, para así identificar la acción que se produciría a continuación de la orden transmitida».

Esta figura es de creación netamente española y aunque actualmente dicha figura la podemos encontrar al frente de diferentes agrupaciones musicales por todo el mundo, diremos que presenta algunas modificaciones de aquel primigenio músico español. En la historia militar española este personaje llegó a convertirse en un verdadero jefe de esas primeras bandas, formando incluso parte del Estado Mayor de los maestres de campo, o generales. Incluso se instituyeron para él diversos grados jerárquicos, entre ellos el de atambor mayor de tercio, creado por el duque de Alba. 

Con la llegada de los Borbones en el Siglo. XVIII, concretamente con Felipe V, en lo concerniente a la estructura de las músicas militares, podemos apreciar importantes modificaciones respecto a lo conocido en los antiguos tercios. A partir de 1702 los tambores y pífanos fueron sustituidos en los regimientos de Infantería, por un tambor en cada compañía y un Tambor Mayor en la Plana Mayor del regimiento. A pesar de los cambios orquestados, sólo las tropas de la Casa Real contaban con una unidad musical más desarrollada que seguía el modelo francés. Formada en 1717 por 5 oboes y en 1759 se introdujeron los pífanos. En 1773 cada uno de los regimientos de este Cuerpo contaba con 13 pífanos primeros, 13 segundos, 3 tambores, en las compañías de fusileros y de granaderos, y 8 músicos contratados que llegaron a ser 10 en 1795. 

En las Ordenanzas de 1773 se dice: «Es mi voluntad que por distinción conserven mis Regimientos de Guardias la música que hasta ahora han tenido, compuesta de 8  instrumentos, los más propios que les parezcan a los coroneles para el objetivo de su servicio, y a fin de que puedan mantenerse en habilidades y con lucidos uniformes, como siempre han tenido, se abonará a cada Cuerpo 4.500 reales de vellón».