Carlos Martín-Fuertes

Desde el Tajo

Carlos Martín-Fuertes


Cuando disfrutas de las cosas

29/01/2024

A veces se presentan ocasiones y actos en la vida en las que uno acude con agrado, con ganas e ilusión. Ello motivado entre otras cosas, porque tienes algún vínculo relacionado con lo que va a suceder después. Pero cuando a lo anterior se une que conoces bastante a alguna persona interviniente o similar, la emotividad y predisposición es mayor y tu presencia en el acto es un auténtico disfrute y gozo personal. Justamente lo que me sucedió en su día en la XI Gala de la COPE, donde se premió a mi íntimo amigo Marcelino Casas Puente y me encontré con Ricardo Ortega Sánchez Pinilla, médico jubilado, explusmarquista nacional de maratón en la década de los 80, también gran amigo y compañero del atletismo O, a vecinos de mi infancia de mi barrio de las Covachuelas.
Fue un acto muy bien organizado, rodeado de varias autoridades, entre ellas nuestro arzobispo primado, alcalde, presidenta de la Diputación y portavoz del Gobierno regional, además de varios alcaldes de pueblos limítrofes y más de un centenar de invitados. Marcelino, se refirió a su pueblo natal, Miguel Esteban, a su quijotismo en su manera de actuar en la vida. De "sembrar en los demás, en las sonrisas de la vida, de las huellas que dejamos con nuestro obrar". Un hombre al que Dios le ha dado la cualidad de tener una sonrisa permanente en el rostro y contagiar la felicidad. Todo un detalle que fuera el propio arzobispo primado Francisco Cerro Chaves quien le entregase el galardón.  Fue Marcelino quien arrancó la ovación más prolongada de la noche.
Y sorpresa mayúscula para mí cuando me encontré con Ricardo y mis vecinos de infancia Jesús y Félix Muñoz entre los premiados por la extinta Auxilio Social. Justicia al citar al padre Felipe Rodríguez como fundador de esa obra que permitió a muchas personas estudiar y ser personas provechosas en la vida. Y emotivo visionar el NODO de aquél lejano 1967 cuando el grupo de cantores de Auxilio ganó el premio nacional de Villancicos ¡Qué cosas tiene la vida!
Al final del acto hubo ocasión para charlas distendidamente, para acercarse a las autoridades y algunos "hablar de nuestro libro". Y mantener unos segundos de conversación privada. Sucede que, en estas ocasiones, a veces, es más fácil abordarlos que en los despachos para realizar alguna solicitud o asunto pendiente. Una gala en resumen con mucho juego y en la que todos los asistentes salimos contentos por el trato recibido. Personalmente en estas ocasiones es cundo más disfruto de las cosas.