Hospitalito del Rey abre tras 18 años y 10 millones de euros

Galán
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El edificio patrimonial del Casco Histórico ya acoge una decena de residentes para su nueva funcionalidad como centro regional de salud mental. El inmueble del siglo XVII llevaba cerrado y sin uso desde el año 2005

El Hospitalito del Rey ha abierto sus puertas este mes de julio para diez residentes de enfermedades mentales. - Foto: David Pérez

Decenas de generaciones de jóvenes toledanos se han criado con este edificio clausurado y sin ningún uso. Algunos, incluso, han cumplido la mayoría de edad sin que el inmueble conocido como Hospitalito del Rey tuviera alguna utilidad más allá del de aglutinar protestas de la sociedad toledana. Pues bien, finalmente se han requerido 18 años y una inversión de casi 10 millones de euros, repartida en diversas partidas, para que este edificio histórico de la ciudad vuelva a abrir sus puertas.

Después de muchas idas y venidas a lo largo de tantos años, el Gobierno regional ha cumplido su palabra -la última de ellas respecto a este edificio- de abrirlo en este 2023 como centro regional de atención a afectados por trastornos mentales graves. Aunque lo ha hecho con algún que otro mes de retraso.

En cualquier caso, el Hospitalito del Rey ya está funcionando con diez residentes de las 60 plazas con las que cuenta en su interior. También tiene capacidad para 50 puestos de trabajo relacionados con el ámbito sociosanitario. Al tratarse de un centro vinculado a la atención sanitaria, los residentes son derivados al mismo por orden médica, de modo que no se ofertan sus plazas como puede ocurrir por ejemplo en una residencia de mayores. Se espera que las plazas se vayan ocupando progresivamente en los próximos meses.

La inversión total que ha recibido este edificio desde que se cerró se desgrana en 4,6 millones de euros presupuestados inicialmente para su remodelación en 2007 que, finalmente, ascendieron a 8,1 millones, más 900.000 euros destinados a su equipamiento. Recientemente, cuando el gobierno regional decidió dotarle este nuevo uso  sanitario dedicó una partida superior a los 600.000 euros, dejando la cuantía invertida total en los 9,6 millones de euros. 

Pese a que el edificio va a dar uso a pacientes con enfermedades o trastornos mentales, durante años ha sido demandado como el lugar idóneo para albergar una residencia de mayores en el Casco Histórico. De hecho, su clausura y posterior inacción llegó a causar la creación de 'Hospitalito Ya!', una plataforma compuesta por vecinos que velaba precisamente por ello, por exigir a las administraciones que se derivara un centro de estas características al interior de este inmueble. Y como tal, han sido varios los políticos que han utilizado el nombre de este edificio y su posible uso como promesas electorales que se las llevó el viento.

Sin ir más lejos, no en campaña electoral, pero sí dos meses antes de la convocatoria de elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, la citada plataforma convocó una asamblea para valorar y consensuar cuáles serían los pasos a dar en las próximas fechas con respecto al Hospitalito del Rey. A la misma acudieron representantes políticos de diferente color o grupo municipal y la conclusión más consensuada fue la de seguir reivindicando el edificio como una residencia de mayores pública ante los atrasos de un centro de salud mental ya anunciado pero del que no esperaban su apertura.

Quiénes sí se mostraron a favor del uso recién estrenado fueron los integrantes de la Federación regional de Salud Mental, al no contar en la capital con ningún centro de este tipo hasta la apertura del mismo.

Los retrasos en los plazos se debieron mayoritariamente a contratiempos administrativos marcados por recursos y medidas cautelares interpuestos tras las acciones emprendidas por algunas de las empresas que se presentaron al concurso. Finalmente, la gestión del centro regional de salud mental en el Hospitalito del Rey recayó sobre el Instituto de Trabajo Social como adjudicatario.

La Cofradía del Corpus Christi fundó en 1603 el Hospitalito como lugar de sanación para pobres y gentes con escasos recursos. En 1836 pasó a depender de la Beneficiencia Provincial, como asilo de ancianos. Y así operó hasta su cierre en 2005, con más de cuatro siglos de labor social. Ahora, el inmueble ha recuperado la funcionalidad y su futuro.