La iglesia de San Sebastián de Toledo

José García Cano*
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En el mismo espacio que hoy ocupa esta iglesia mozárabe, hace siglos se situó una mezquita, de la que apenas hay datos ya que su estructura original fue modificada en varias de las intervenciones realizadas ya en periodo cristiano

Iglesia de San Sebatián.

Aprovechando que en esta semana celebramos el día de San Sebastián, protector ante las epidemias y enfermedades como la peste y santo celebrado en multitud de enclaves de nuestra provincia, como Madridejos, Belvís de la Jara, Cabañas de Yepes, Cobeja, Malpica de Tajo, Parrillas, Villamiel de Toledo o Cazalegas, recordaremos que también en la capital toledana existe una iglesia dedicada a este santo fallecido en Roma en el año 288 y que se sitúa en la calle Carreras de San Sebastián. En el mismo espacio que hoy ocupa esta iglesia mozárabe, hace siglos se situó una mezquita, de la que apenas hay datos ya que su estructura original fue modificada en varias de las intervenciones realizadas ya en periodo cristiano; posiblemente fue en el siglo XII cuando se le daría un uso cristiano al templo. Uno de los motivos de los escasos restos originales se debe al uso de una parte del perímetro de la misma, como zona de enterramientos en época bajomedieval y también moderna. Igualmente, otra reforma realizada a finales del s. XVI provocó la destrucción de los restos de la antigua mezquita, cuando se intervino en la fachada principal y fachada occidental. Este origen musulmán del edificio choca con la tradición toledana que asume que en el mismo lugar existió un edificio visigodo dedicado a nuestro querido Sebastianus. A pesar de ello, recordemos que en el interior del templo hay columnas y capiteles monolíticos de granito, los cuales pudieron reutilizarse de algún edificio cercano o bien haber sido expoliados de otras edificaciones más lejanas, ya que no podemos saber con exactitud qué uso se le dio a este barrio en época romana y visigoda; de hecho, las medidas de las columnas y capitales son la mayor parte distintas, lo que refuerza la teoría de haber sido reutilizadas de diferentes lugares. La ubicación de la iglesia de San Sebastián en pleno arrabal de los Curtidores y donde se encontraban las tenerías, nos informa de los oficios más habituales en esta parte de Toledo y de quienes eran los parroquianos de la misma.

Un dato que no suele conocerse de San Sebastián, es que después de la primera y original mezquita se levantó una segunda, en el mismo espacio que la primera, cuyos muros se levantaron con aparejo toledano con cajones de una hilada de mampostería, separados entre sí con verdugada simple de ladrillos. La planta de esta segunda mezquita sería muy similar a la iglesia actual y poseía una puerta de doble hoja orientada hacia el oeste, sobre la cual posiblemente hubo un arco doble de herradura. Como curiosidad y entre los restos que aparecieron cuando el Consorcio de la ciudad de Toledo intervino en su restauración, destacaremos una inscripción con caracteres cúficos, que apareció al haber sido reutilizada como cubierta de una de las tumbas ubicadas a los pies del altar mayor. Lo interesante de esta inscripción es que habla de la fundación de una fortificación construida en Toledo en el mes de ramadán del año 380 de la hégira -o 990 de la era cristiana- y posiblemente fuera una fortaleza que se edificara en la zona del Alcázar; estas características fundacionales hacen de la inscripción una de las más importantes de este tipo en la ciudad.

Se sabe que en el s. XIV se realizaron diversas obras de mantenimiento y conservación del templo, realizándose además una ampliación del mismo. Ya en el s. XVI serían dos las intervenciones realizadas en San Sebastián; la primera en el año 1565, cuando se reparó la capilla del santo y otra de 1595, más importante que la primera y en la que derribaron y reconstruyeron los muros perimetrales al sur y al oeste y se retejaron algunas capillas. Otra obra se realizaría en 1671 en la se intervino solamente por cuestiones de la seguridad y mantenimiento del templo. Hoy nos encontramos ante un edificio de tres naves, siendo más alta y ancha la central que las laterales, el cual se nos muestra fantásticamente rehabilitado por la intervención citada que realizó el Consorcio hace unos años. Destacaremos su armadura de par y nudillo, decorada con diferentes colores. Los restos iconográficos que nos quedan en la iglesia son algunos escudos con flechas cruzadas, haciendo alusión al martirio del santo y otros tantos con arma acuarteladas de León y Castilla. Un espacio perfecto sin duda, para el uso cultural y turístico que en los últimos años se le está dando, incorporándole con mucho acierto, a la lista de monumentos que tanto el toledano como el visitante pueden disfrutar y visitar.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.