Un museo gastronómico conquense en pleno centro de Madrid

Humberto del Horno (EP)
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Mantequería Andrés, con casi 150 años de actividad, está considerado como uno de los ultramarinos más antiguos de España.

Andrés, dueño de la mantequería que lleva el nombre de su padre y que regentan desde hace dos generaciones en el paseo Los Olmos de Madrid. - Foto: Mateo Lanzuela

Mantequería Andrés, tienda ubicada en el céntrico Paseo de los Olmos de Madrid, junto a La Latina y Lavapiés, y considerada como el ultramarinos más antiguo de España, cuenta con una historia de casi 150 años de actividad –casi la mitad a cargo de la gestión de un conquense–, una trayectoria avalada por el éxito de sus productos artesanos y únicos de calidad superior provenientes de todos los rincones de España, especialmente de Cuenca.

Andrés, uno de los actuales responsables, rememora cómo su padre, con tan solo 13 años, llegó a Madrid desde Valdeolivas, un pueblo de la provincia de Cuenca. Se instaló en la mantequería, antes llamada Casa Pepe, en la que trabajaba como dependiente. Tras fallecer el antiguo dueño, Andrés decidió hacerse cargo de ella y fundar la actual mantequería, repleta de conservas, legumbres, vinos, charcutería selecta o dulces, entre otros.

Actualmente, el negocio corre a cargo de los descendientes de Andrés, sus dos hijos. Estos son los encargados de seguir con la tradición de su padre no perdiendo nunca la identidad ni la esencia que se les otorga. Esto se ve plasmado en sus productos, entre los que se encuentran el queso manchego, los dulces típicos conquenses y la miel de Valdeolivas, con una calidad «inmejorable» y una calidad precio «excepcional».

Tras la pandemia y la subida de precios, como todos los establecimientos comerciales, se vieron afectados. No obstante, Andrés explica que «todo lo de fuera se ha subido mucho por las distancias, por traer el producto aquí y por lo que han subido en esos países, que ha subido más que en España». De esta manera, comenta que «ahora hay productos nacionales más baratos que los de fuera», cuya calidad «no tiene nada que ver».

Pese a esto, nada ha impedido que la tienda haya seguido trabajando. Tuvieron que cerrar el establecimiento durante un mes, por el miedo de los clientes. No obstante, la mantequería realizaba pedidos vía online, a través del correo electrónico o por teléfono, para que los clientes siempre tuviesen el alcance de sus productos. «Aquí hemos estado siempre», afirma.

Por ello, en la Mantequería Andrés siempre han apostado por productos de mejor calidad y sobre todo nacionales, aunque el precio sea algo más elevado, ya que es lo que demanda la clientela del negocio. Se trata de gente del barrio de toda la vida que siempre ha estado acostumbrada a pagar precios más altos pero a cambio comprando productos con una mayor calidad.

selección de alimentos. La Mantequería Andrés cuenta con más de 2.000 referencias, lo que supone que el proceso de selección alimentaria sea mucho más exigente y a la vez más elevado. Andrés cuenta que para esto realizan una serie de catas de muestra de diferentes productos y, dependiendo de su criterio como especialista en este sector, añade o no más referencias.

«El éxito es diferenciarte con el producto de más calidad», resalta. Por ello, básicamente el examen por el que deben pasar los alimentos o productos de un proveedor son una serie de muestras, que él mismo paga para así no tener ningún tipo de compromiso en caso de no aprobar ese producto. Y posteriormente toda la familia se involucra en este proceso, las prueban y deciden integrarlas en la lista de referencias o descartarlas.

La Mantequería Andrés se caracteriza principalmente por sus «excelentes» productos de calidad, productos tradicionales que bajo su criterio son los «mejores», algo que se puede apreciar en el buen funcionamiento del negocio.

Para ellos, un factor muy importante es seleccionar bien los productos y los proveedores, generalmente de ámbito nacional aprovechando que «España es uno de los mejores países con productos de calidad». Además, este funcionamiento y criterio les ha llevado a persistir casi 150 años.