La censura examina todo aquello que se publica, y suprime o modifica aquello que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir. Es un mecanismo de represión, persecución y coacción que ejecutan las instancias para ostentar el poder, casi siempre con la finalidad de combatir las discrepancias ideológicas y de controlar las actuaciones y los pensamientos de la sociedad.
En el caso de la literatura infantil y juvenil, este control ha sido siempre, si cabe, más llamativo. Con la promoción y la censura de las obras infantiles se transmiten únicamente las ideas afines al poder y, de este modo, se busca la pervivencia de los regímenes dictatoriales o totalitarios sobre la base de formar y adoctrinar a niños y jóvenes por medio de sus lecturas.
Esta forma de control y manipulación de la literatura infantil y juvenil puede verse a la perfección hasta el próximo 16 de octubre en la Sala Borbón-Lorenzana de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Organizada por el Vicerrectorado de Cultura, Deporte y Responsabilidad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Censura para niños y jóvenes en el Alcázar - Foto: David PérezLa exposición ‘Literatura y poder. Las censuras en la LIJ’ muestra varios casos de censuras en la literatura infantil y juvenil del siglo XX: la ejercida durante la dictadura franquista en España, que se muestra en la primera parte, y las producidas en siete países de la región latinoamericana: Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, México y Venezuela, que conforman la segunda parte de esta exposición.
El régimen franquisto vio desde muy pronto la necesidad de no solo de controlar la prensa, sino de comenzar a influenciar el pensamiento de los más jóvenes como una forma de control futuro y de crecimiento ideológico según sus doctrinas.
De esta forma, en España se creó durante la dictadura la llamada Junta Asesora del Censo Infantil, que solo se dedicó en un principio a asesorar, pero según se llega a la etapa de los años 50-60, endureció sus mecanismos, dando lugar a la Comisión Informativa de Publicaciones Infantiles y Juveniles, en la que ya no se asesora, sino que se castiga a quien incumple la norma con una censura pura y dura.
Censura para niños y jóvenes en el Alcázar - Foto: David PérezLos tebeos fueron uno de los blancos propicios de la censura en la España franquista. Muchas veces, no es que las historietas y dibujos atentaran directamente contra los intereses de la dictadura, sino que trataban de adaptar el mensaje o la forma en la que se mostraba de una forma más ‘descafeinada’, como por ejemplo sustituyendo espadas por palos (así la violencia parecía en muchos casos menor) o aumentando la falda de los dibujos femeninos para dar una sensación de mayor pudor.
En definitiva, la Sala Borbón-Lorenzana de la Biblioteca de Castilla-La Mancha recoge durante el próximo mes una buena muestra de ejemplos de esta censura, tanto en nuestro país como en Sudamérica.
La muestra, que fue inaugurada en la mañana del pasado viernes, está entablada dentro de los actos del Festival de Poesía Voix Vives.