El verano también es para los alérgicos

Lola Morán Fdez.
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Pese a que la primavera es la estación más vinculada a las alergias, en estas fechas hay también alergias, entre ellas las alimentarias, y reacciones a picaduras de insectos

El cloro de las piscinas puede afectar a las personas que padecen dermatitis atópica. - Foto: Manu Reino

Por suerte o por desgracia, no toda la alergia acaba en primavera. Es algo que puede confirmar Álvaro Moreno Ancillo, facultativo de Alergia del Hospital General Nuestra Señora del Prado de Talavera, quien explica a La Tribuna que, pese a que en la zona en la que se encuadra Talavera las alergias más frecuentes en los pólenes de gramíneas y olivo así como algunas otras hierbas se concentran de abril a junio, en verano se dan otra serie de problemas en la población alérgica.

De un lado, existen alergenos respiratorios que aún persisten en estas fechas estivales. Uno puede responder al contacto con animales en aquellas personas que están sensibilizadas; y otro es el cambio de lugar de residencia habitual al destino de veraneo, donde puede haber alergenos frecuentes causantes de alergia, como puede ser ácaros en las zonas de costa, hongos en costa y norte, y hongos también en los momentos de las tormentas veraniegas en cualquier lugar de España.

Otro grupo es el de las alergias alimentarias, en especial al comer fuera del entorno habitual y entre la población infantil, colectivo en el que el 8% puede estar sensibilizado a algún alergeno alimentario. Entre estas pueden darse algunas alergias graves como a la leche persistente, a los frutos secos, legumbres y huevo. «Al estar comiendo fuera de casa puede haber un peor control, reacciones, contaminaciones cruzadas de alimentos» y por ello «es muy importante en estos casos tener a mano la medicación». 

Esta medicación puede ser básica, a base de antihistamínicos y corticoides, así como medicación para reacciones graves como la anafilaxia, que es la adrenalina autoinyectable. En el caso de los adultos, las reacciones más frecuentes son a frutos secos y a mariscos.

La piel es otra de las afectadas en verano, si bien la dermatitis atópica, enfermedad que acompaña a los alérgicos y que «pica muchísimo y genera mucha pérdida de calidad de vida», por lo general «mejora» en estas fechas. Sin embargo, «hay veces que la sobreexposición al cloro de las piscinas puede empeorarlo». Por ello, lo recomendable es «tener cuidado con la hidratación de la piel y seguir el tratamiento que se haya indicado».

También en relación a la piel están «las mal llamadas alergias al sol», por un aumento de la reactividad de la piel al sol con enfermedades que pueden provocar urticarias, manchas y fotosensibilidad. En estos últimos casos es preciso «tener mucho cuidado» y recurrir a una alta protección «al sol como calor y como luz» así como evitar la exposición en las horas de mayores temperaturas y luminosidad.

Picaduras. Otro de los posibles problemas que se pueden presentar en estas fechas con más frecuencia es el de las picaduras, por un lado de insectos como mosquitos y otros presentes en el campo como chinches o pulgas, que generan «pequeñas reacciones locales dispersas, porque pican muchas veces y pueden ser muy molestas», aunque por lo general «no suelen ser de riesgo». Aquí se recurre a medidas como repelentes de mosquitos y, para quienes presentan reacciones más intensas, se puede optar por antihistamínicos orales y corticoides de uso tópico.

Las «verdaderas reacciones alérgicas graves»? en este apartado son las que generan los insectos himenópteros, en concreto las abejas y avispas. En estas últimas hay varios tipos, entre ellos la asiática, que no ha llegado a la zona donde se encuadra Talavera por el calor, pero donde sí hay las denominadas avispas papelera y común, así como el avispón europeo, así cómo otro tipo de avispas frecuentes en este área.

Este tipo de insectos «también pueden dar reacciones locales que pueden ser intensas» y otras ya de carácter grave «anafilácticas» cuando el afectado es alérgico al veneno y «produce una reacción a distancia».

Esta reacción puede ser «solo de piel» pero también «muy grave y afectar a la capacidad de respirar, hinchando la laringe y la cara, e incluso tener un cuadro anafiláctico grave que puede causar la muerte».

El tratamiento para prevenir estas reacciones es la vacunación e inmunoterapia frente al veneno de estos insectos y, en los casos más graves, llevar adrenalina autoinyectable.

Como explica Moreno Ancillo, las reacciones graves suelen sucederle a aquellas personas que ya han recibido bastantes picaduras y «es muy raro tenerla de la primera o la segunda».

Las arañas son otro tipo de insectos cuya picadura no suele causar reacción alérgica, pero al inyectar el veneno sí pueden provocar una erosión de la piel que puede inflamarse e, incluso, infectarse.  Se pueden tratar con antihistamínico o requerir de tratamiento con antibiótico y curar bien la piel para que no se genere ninguna infección.