La Asociación Contra los Malos Tratos ha ayudado a 36 mujeres

Lola Morán Fdez.
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Nació como movimiento vecinal en Puerta de Cuartos para constituirse ya hace 12 años como asociación y ha sido reconocida por la Delegación de Gobierno con su 'Menina 2023'

Reconocimiento a Asociación Talaverana Contra los Malos Tratos - Foto: Manu Reino

La Asociación Talaverana de Lucha Contra los Malos Tratos ha sido galardonada con el reconocimiento 'Menina 2023' que concede la Delegación del Gobierno de España en Castilla-La Mancha para ensalzar la labor de personas, entidades, instituciones y organizaciones en contra de la violencia de género y en favor de la igualdad entre mujeres y hombres.

Como asociación lleva 12 años en activo, si bien comenzó algo antes su labor, tal y como ha precisado a La Tribuna la trabajadora social del colectivo, María Díaz Bodas, quien explica que, en lo que va de año vienen, prestando apoyo a 36 mujeres, que se suman a las que ya atendían con anterioridad, puesto que el contacto sigue vigente y hay algunas que, en ocasiones, precisan de nuevo su ayuda.

Este reconocimiento ha sido muy bien recibido desde la entidad, quien agradece este gesto, «sobre todo para las mujeres» que han pasado por esta situación así como las voluntarias que apoyan a quienes acuden a ellas en busca de ayuda. 

Nació como un movimiento vecinal en el barrio de Puerta de Cuartos «para ayudar a mujeres conocidas» y esta red se constituyó después como asociación que viene prestando su servicio desde hace doce años en su sede, situada en el centro social del barrio donde se gestó.

Desde allí atienden a todas aquellas mujeres víctimas de violencia machista que precisan de su asesoramiento, apoyo y acompañamiento, funciones que desarrollan las 10 voluntarias y la trabajadora social que conforman el núcleo de la asociación. Lo hacen además de manera coordinada con otras entidades y servicios, como el Centro de la Mujer de Talavera, y derivan los casos al ámbito que les corresponda si no es de su competencia, como sería la atención a los menores hijos de las víctimas de este tipo de violencia o la atención psicológica.

Si bien trabajan con mujeres de Talavera y comarca, si se ven obligadas a desplazarse a otros puntos del país siguen «en contacto con ellas».

La asociación ha estado presidida por Pepita Rocamora y posteriormente por María Díaz, si bien ha renovado su directiva, integrada por voluntarias, y cuenta con convenios de colaboración con instituciones como la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), por el que alumnos del Grado de Trabajo Social realizan sus prácticas en esta agrupación. Además, ofrecen talleres grupales de habilidades sociales de la mano de profesionales que colaboran con la institución.

Una de las tareas que se lleva a cabo desde la asociación talaverana es la de acompañamiento y que resulta «fundamental» en este ámbito: «Hay veces que una mujer necesita simplemente hacer un trámite administrativo para cualquier cosa y le acompañas, físicamente pero también emocionalmente porque se meten en una vorágine una vez que inician un proceso o una denuncia que están sumamente perdidas».

Cada vez más jóvenes. Díaz Bodas confirma que en los últimos años han detectado que hay víctimas muy jóvenes, «incluso menores de edad» y son los propios padres los que acuden a la asociación para asesorarse sobre el modo de proceder ante esta situación. «Los padres detectan que su hija está en una relación de violencia pero no saben qué hacer», explica, «unos padres por ejemplo lo que hicieron fue prohibirle salir y quitarle el móvil y eso empeoró la situación porque la niña se escapó con él».

Por ello, la trabajadora social insiste en acudir a profesionales y a asociaciones que trabajan en este ámbito para asesorarse. En su caso, la entidad talaverana tiene a disposición de las víctimas un teléfono de 24 horas: 667536040 y el teléfono de su sede: 925721958.

«Estamos viendo un repunte de mujeres cada vez más jóvenes y además empieza de una manera brutal, porque lo que antes era una violencia silenciosa y luego despuntaba en algún momento, en los jóvenes la violencia física aparece casi de inmediato, no hay ese caldo de cultivo de que no se da cuenta y entra en un ciclo de violencia», explica, y añade que, además, ven esto como «algo totalmente normal».

El perfil de la víctima es muy variado, desde jóvenes -en la asociación han atendido a una menor de 16 años- a adultas, con independencia del nivel de estudios o de su profesión porque «el simple hecho de ser mujer ya te pone en riesgo».

Desde la pandemia han comprobado que, más allá de la intervención que llevan a cabo desde su sede, como en ese periodo de las restricciones por el Covid, «había que ver a la gente fuera, en la calle, en un bar o una terraza, vimos que eso funcionaba mejor porque se abren más». Por ello, siguen recurriendo a esta vía, junto a las reuniones en la sede, porque el formato presencial siempre es necesario en este tipo de casos. «Nos dimos cuenta que al final la mejor oficina que hay es sentarte con una mujer en una cafetería, tomarte un café con ella y ahí es que te cuenta absolutamente todo», por ser un espacio «menos frío, que les impone menos y es más cercano».

Lo más positivo de este trabajo, explica Díaz Bodas, es «cuando las ves al tiempo y están bien, que rehacen su vida empezando de cero».