El poder de la música: simbolismo y leyenda

Roberto Sánchez Pérez
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Nuestro ídolo chino Han Xiangzi es una deidad que forma parte de la mitología taoísta y de la cultura popular china. Pertenece al grupo de Los Ocho Inmortales. No es común que aparezcan aislados como la pieza que nos ocupa

Han Xiangzi con su flauta - Foto: Museo del Ejército

Nuestro ídolo chino puede ser identificado como Han Xiangzi. Es una deidad que forma parte de la mitología taoísta y de la cultura popular china. Pertenece al grupo de Los Ocho Inmortales, documentados durante la dinastía Tang o la Song. Practicaban la alquimia y los métodos de inmortalidad oriental, entendiéndola como la obtención de una vida extremadamente larga hasta alcanzar la verdadera inmortalidad mediante el Tao. Se les nombra por primera vez durante la dinastía Ming, y en la literatura occidental se hace referencia a ellos como Los Ocho Genios. No es común que aparezcan aislados como la pieza que nos ocupa, que forma parte de la colección del Museo del Ejército. Para situar dicha obra diremos que, a cada uno de los ocho se le otorgaba un poder que era trasferido a diferentes utensilios, los cuales podían dar la vida o destruir el mal. Los Ocho Inmortales han servido de inspiración a muchas obras de arte, tanto en la escultura, como en la pintura o en la literatura.

Destaca el texto Los Ocho Inmortales cruzan el mar donde se narra su viaje para asistir a la fiesta de aniversario de la diosa Xi Wangmu, también conocido como Encuentro del melocotonero de la Inmortalidad. En dicha narración se nos cuenta que; al llegar al mar, en vez de utilizar sus nubes para cruzar, uno de ellos sugiere que unan sus poderes para atravesar las aguas. De aquí proviene el proverbio chino «los Ocho Inmortales cruzan el mar para mostrar sus poderes mágicos», donde cada uno revela su poder divino. Dicha frase puede ser utilizada en una situación en la que todo el mundo ofrece sus habilidades para conseguir un fin común. Los ocho se tuvieron que enfrentar el Rey Dragón al encontrarse con su palacio en dicha travesía, después de unir sus fuerzas, lograron superar al monarca que derrotado y sumiso, les imploró clemencia. Ellos accedieron y tras dejarlo en su corte se despidieron cortésmente para reanudar su marcha.

En lo que concierne a nuestro ídolo, en esta leyenda, se dice de él, que «el Gallardo Caballero Han se llevó la flauta divina a los labios, extrayendo de ella una melodía armoniosa, que hechizó las olas, convirtiéndolas en un camino liso y firme, por lo cual se encaminó hacia el Palacio del Rey Dragón». Dependiendo de la leyenda que se cuente acerca de nuestro personaje, la época o la región donde se narre, se puede hacer referencia a él de diferentes formas. Se puede decir que porta

una flauta de Bambú violeta del mar del sur, si su actitud de tocar es de forma transversal sería un tipo de flauta dizi o longitudinal de Bambú. En otros textos se puede decir que, con su flauta mágica de jade tiene el poder de hacer que las plantas crezcan y florezcan al son de la música.

Lo que sí sabemos es que, tanto la¡ flauta de Han Xiangzi como los demás utensilios utilizados por el resto de los inmortales, son un símbolo que a su vez nos remite al símil o paralelismo con lo que cada uno representa dentro de la sociedad. Por tanto, «los ocho inmortales cruzan el mar» simboliza las tareas que pueden cumplir como pueblo, cuando hay armonía entre cada una de sus partes. Representan a los grupos de militares, burócratas, enfermos, a la nobleza, a los ancianos, a los pobres, a las mujeres. Nuestro protagonista Han Xiangzi, representa a los sabios. Todo esto se puede trasladar también a la cotidianeidad del trabajo diario en equipo, la diversidad de trabajos, personalidades y cualidades, pero al final cada uno aporta su habilidad propia para la obtención del bien común. Todo ello queda resumido en la frase que coloquialmente se dice en China y que tiene su origen en la referida leyenda: «Cada uno tiene su propia habilidad, cada uno muestra su propia habilidad».