«Hay que repensar hacia dónde va el colectivo LGTBI»

M.G.
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La presidenta de la Asociación Bolo Bolo Castilla-La Mancha afirma que «tenemos que repensar por qué los puestos de representación los siguen ocupando los hombres gays»

Sofía Rodríguez, presidenta de Bolo-Bolo Castilla-La Mancha. - Foto: Yolanda Lancha

El arcoíris no se queda en casa a pesar de que el Orgullo este año se vea afectado por las restricciones sanitarias impuestas por el coronavirus. La lucha sigue en la calle y este fin de semana los balcones son para el colectivo LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) y los aplausos mentales también  porque llevan años reivindicando visibilización, igualdad, medidas y leyes que permitan avances importantes. 

La semana del Orgullo este año está siendo completamente diferente a lo que se imaginaba por el coronavirus. Aun así,  Bolo Bolo no se quedará en casa este finde, ¿no?

No nos vamos a quedar en casa. Desde la federación estatal se ha lanzado una acción para sacar banderas a los balcones y se está promoviendo una manifestación virtual del Orgullo. Desde Bolo y Bolo queremos recordar que hay que ocupar el espacio público y desde ahí hemos lanzado siempre nuestras reivindicaciones. No puede seguir agrandándose esa brecha entre las instituciones y la calle, con lo que programamos el sábado una ruta con Tulaytula, a la que asistieron veinte personas con mascarilla, y Felipe Vidales nos explicó la historia del colectivo. 

Las protagonistas en esta ocasión son las mujeres y el lema de la manifestación lo dice claro:‘Sororidad y feminismo para TRANSformar’

Sí. Además, Siempre ha habido un debate porque se trasladan los modos de relación y de poder al asociacionismo y a los colectivos LGTBI. Tenemos que repensar por qué los puestos de representación  los siguen ocupando los hombres gays y se decidió  el año pasado que esta vez la visibilidad iba a ser para las mujeres lesbianas, transexuales y bisexuales.Nos ha pillado una pandemia y  el proyecto se ha visto un poco mermado, pero hemos cogido fuerza, sobre todo, con los últimos hechos ocurridos con ese argumentario tránsfugo que se filtró por parte de un área determinada del PSOE y creemos que debe tener una respuesta desde la calle y otra institucional porque niegan realidades que existen y supone un ataque directo y frontal hacia nuestras compañeras trans. 

 Además, debemos recordar a las que iniciaron la lucha porque no estaría aquí hablando si no fuera por Marsha P J Johnson  y Silvia Rivera. Hay que repensar hacia dónde va el colectivo LGTBI.

¿Se siente arropado el colectivo por la sociedad, en general?

También habría que repensarlo porque hemos tenido unos años de luna de miel en los que nos han dejado estar, vivir y ocupar ese espacio, pero realmente no hemos tenido la voz que teníamos que tener ni la representatividad porque nuestras formas de ocupar el espacio y de vivir son totalmente diferentes a las normas impuestas desde donde se organiza la sociedad. Un reflejo d e todo esto se observa en el avance de los discursos de odio. Ahora tenemos un partido fascista, de ultraderecha  en el Hemiciclo, pero no ha llegado de la nada. Parece que sus discursos son muy retrógrados, pero ya existían...

¿Y se han visibilizado ahora?

Sí. También había otros partidos que los llevaban. El discurso de Vox no nace de la nada y otros partidos le abonaron el terreno antes. 

 Y la ultraderecha, ¿está haciendo mucho daño al colectivo LGTBI?

Está ahí y nos tienen enfrente, así que tenemos que retomar la calle. Nuestra realidad no puede ser vivida bajo unas normas impuestas desde un prisma heterosexual. 

Por otro lado, esos partidos políticos que se dicen aliados tienen que posicionarse de manera contundente en el Hemiciclo contra esos discursos. De momento, no lo han hecho.  Me estoy acordando, por ejemplo, de la foto de Colón el año pasado. Hubo partidos que no se definen como ultraderecha y siguen permitiendo ese discurso. 

Además, parece que piensan que nos están permitiendo ocupar espacios y desde ahí se han posicionado partidos que se dicen de izquierdas y debería analizarse. En principio, ha habido mucho avance en lo legislativo, pero en el pedagógico y en la calle no y está claro que tenemos que seguir tomándole el pulso a la calle.

Se habla de que las mujeres del colectivo LGTBI sufren una doble discriminación y una desigualdad más significativa. ¿Cuáles son las problemáticas?

A nivel laboral las mujeres trans tienen muchas dificultades. Las compañeras bisexuales también se enfrentan todavía hoy a comentarios a una invisibilización y un no reconocimiento. Desde el punto de vista ginecológico, las mujeres lesbianas no tenemos una atención especializada porque la perspectiva es desde un punto de vista heterosexual, como si mantuvieras relaciones con un hombre y ya es hora de mirar que hay otras realidades que existen. 

Además, las mujeres lesbianas tenemos que seguir enfrentándonos a comentarios violentos y escuchar que eres lesbiana porque nunca has probado una buena polla, por ejemplo. Seguimos soportando violencias diarias con este tipo de comentarios y estamos cansadas de que nos traten como amigas cuando son nuestras parejas. 

El ámbito educativo es fundamental para cambiar las cosas. Sin embargo, queda mucho trabajo por delante para evitar acoso, discriminación y para que se hable del colectivo LGTBI con frecuencia.

Es imprescindible que nos permitan de una vez entrar a hablar de derechos humanos porque hablar del colectivo LGTBI es hablar de derechos humanos. La escuela tiene un muro que hay que ir rompiendo poco a poco con este tema y con otros muchos. La experiencia que tenemos desde Bolo Bolo es que si dices que vas a hablar de diversidad afectivo-sexual te cierran muchas puertas y tienes que llevar por delante que vas a hablar de derechos humanos. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre y ahí nos queda camino.

En el ámbito educativo se siguen produciendo discriminaciones y manifestaciones que llaman la atención. 

Sí. Es que en los colegios también están los padres y hemos tenido coleando recientemente lo del pin parental. Hay que hacer una apuesta en los coles desde la institución para incluir una educación en diversidad afectivo-sexual, que al final también repercute en mantener unas relaciones sanas. 

La ley nacional LGTBI sigue ahí, con bastante retraso, pero parece que saldrá adelante. ¿Cómo lo ves?

Acabamos de escuchar a la ministra de Igualdad que tiene un fuerte compromiso para que la ley salga adelante. Hemos tenido unos meses de paralización total a nivel legislativo y lleva muchísimo retraso. Hay que salir a la calle, tejer más redes de colaboración entre el colectivo y las asociaciones y, sobre todo, hay que hacer presión porque hay un poso de transfobia dentro de este gobierno que igual está impidiendo que esa ley salga ya o lo haga con las garantías necesarias como para que sea una ley contundente que garantice los derechos de todo el colectivo, sobre todo, de las personas trans. Ellas tienen que estar al frente y esto se tiene que entender en todo el mundo y en Castilla-La Mancha también. 

¿Toledo es una ciudad tolerante y abierta?

Toledo ha tenido sus ratos. En general, sí. Nosotras no hemos tenido ningún problema, hemos conseguido conmemorar el  28J en un espacio impensable, en la Plaza del Ayuntamiento, enfrente de la Catedral y del Palacio Arzobispal, y con una manifestación que también era impensable. Hemos tenido muchos avances, pero en los últimos años se han producido ataques violentos puntuales por cuestiones homófobas, lesbófobas, bífobas y tránsfobas.

El colectivo lleva años reivindicando cambios en los registros civiles para que las parejas puedan inscribir a los recién nacidos sin necesidad de estar casadas. 

Sí. En esa línea va a ir la ley regional que va a salir adelante y en la estatal también, pero vamos muy despacio. 

«Da igual con quien te acuestes porque a nadie tiene que interesarle», una de las frases que más se repiten,  se habla  de normalizar, pero aparece el cantante Pablo Alborán para dar a conocer que es homosexual y se produce una revolución...¿Esto ayuda o va en contra de tanta lucha?

La respuesta que puedo ofrecer es la personal. Cuando se dice que da igual con quien te acuestes hay un componente de violencia porque no da igual y se está negando y ocultando una realidad. Sí importa con quien te acuestas e importa porque parte de esa sociedad heteronormativa y hay muchas personas que no encajan en ella. De lo de Pablo Alborán, no tengo claro si es una operación de marketing o no, me surgen dudas. Que viva su vida como le de la gana, pero también hay que saber mirar el momento y el porqué. Creo que es mejor no ocultarlo, sin más.

Pero en el mensaje de Alborán sí se observa que a la sociedad le sigue dando morbo hablar de relaciones homosexuales y tiene mucha repercusión en los medios de comunicación. Y no se normaliza del todo...

No queremos que se normalice y normalizar algo también tiene sus peligros. ¿Normalizar respecto a qué norma? Las etiquetas para mí son necesarias a nivel discursivo y político porque visibilizan problemáticas. A mí me gusta más definirme como bollera que como lesbiana porque creo que el concepto tiene una mayor carga desde el punto de vista histórico y lesbiana es un concepto que se ha vaciado más de contenido y atiende más a la norma impuesta.

¿Cuál será el trabajo de Bolo Bolo para los próximos meses?

Estamos pendientes de sacar los nuevos proyectos de cara al próximo año, como el servicio de atención en la oficina que tenemos en el centro cívico de  Palomarejos. Nos hubiera encantado recuperar la prueba del VIH, pero es un proyecto que está ahí  aunque es imprescindible en Toledo por el movimiento de personas, ya que es una ciudad muy turística y cercana a Madrid. En el plano cultural también se están haciendo cositas y en relación  a la formación y educación tenemos pendiente dar charlas y queremos recuperar los espacios en los coles e institutos. 

Puestos a pedir, ¿qué pide Bolo Bolo a las administraciones?

Que los logros los disfrutemos todas y todas. La lucha está en la calle aunque el titular puede salir de una sala o de un periódico. Las asociaciones y los colectivos LGTBI de Toledo y de la región los que hemos estado al pie del teléfono con situaciones muy duras durante la pandemia y algunos compañeros han estado a pie de calle también. Agradecemos mucho todo lo se plasma a nivel legislativo, pero queremos que se cuente con el tejido asociativo porque somos los que conocemos la realidad de base e intentar hacerlo de otra manera únicamente valdrá para un titular.