El colegio de Cabañas suma un curso más sin comedor escolar

Á. de la Paz
-

El servicio se ha prestado en la colindante escuela infantil Gloria Fuertes en los años previos, «un parche» que tampoco ha estado operativo en los primeros días de la vuelta al cole

Entrada del CEIP San Isidro Labrador de Cabañas de la Sagra. - Foto: La Tribuna

El colegio San Isidro Labrador, en Cabañas de la Sagra, sigue sin ofrecer el servicio de comedor escolar a los alumnos que lo solicitan. El centro de educación primaria, equipado con cocina, acumula al menos cuatro cursos consecutivos sin facilitar la prestación a los demandantes, familias que, en algunos casos, son beneficiarias de la ayuda de comedor de la Junta de Castilla-La Mancha.

Hasta el inicio de este curso, los alumnos que han necesitado este servicio lo han recibido en las dependencias de la escuela infantil Gloria Fuertes, un centro adscrito al Ayuntamiento de Cabañas y contiguo al colegio que, aunque suponía «un mal parche» y el dinero de la beca no cubría, facilitaba la conciliación de la vida familiar. Sin embargo, este recurso no ha estado operativo en estos primeros días de regreso a las aulas. Según explican las familias afectadas, un problema burocrático ha imposibilitado que los niños coman en la guardería. La alternativa está a falta de «un papel», indican.

Padres y madres de unos quince alumnos, además de los becados -entre los que se encuentran familias con perfiles desfavorecidos-, exigen una solución a su problema, una situación que se alarga en el tiempo.

«Estamos cansados de ir al Ayuntamiento para exponer lo que ocurre», explica Aurora Fernández, una de las perjudicadas. Además, están «hablando con la Junta». Los damnificados han creado un grupo WhatsApp y organizan diferentes acciones de protesta en las redes sociales. «Hasta hoy [por ayer], no hay comedor». Si se resuelven las taras documentales, el uso del comedor de la escuela infantil adyacente podría estar listo a lo largo de esta semana.

La situación ha generado un grave perjuicio entre aquellas familias que no tienen con quien dejar a sus hijos en las horas de comedor, ya sea en la franja previa al inicio de la jornada lectiva (entre las 7.30 y las 9.00 horas) o tras su conclusión. «Esto repercute en nuestras vidas y en nuestros puestos de trabajo», detalla Fernández, quien ha tenido que solicitar una jornada parcial para poder atender a sus dos hijos. Al menos dos familias han decidido escolarizar a los menores en otros centros educativos de la provincia, situados en las localidades en las que trabajan los progenitores, que sí prestan este servicio.

Una de las razones que pueden explicar la falta del servicio es su bajo número de demandantes. Fernández, sin embargo, cree que si se ofrece «enseguida se va a llenar». 

Los mensajes que reclaman una respuesta institucional se suceden en los perfiles que este incipiente movimiento tiene en las redes sociales. «Por favor, medidas cautelares ya; tenemos un gran problema», dice una madre que aguarda  un desenlace favorable a este caso. «Al final, la única opción posible es cambiar a los niños de colegio a donde trabajes y es una lástima teniendo el cole tan cerquita. Pero no hacen caso a las quejas y cuando hablas con Educación te pasan de un teléfono a otra», añade otra. En todas las proclamas hay una crítica a la falta tanto de escucha como de alternativas por parte de las administraciones implicadas.

En Cabañas lamentan que otros municipios próximos, incluso algunos con poblaciones más reducidas, sí incluyan el comedor escolar entre las prestaciones que los centros educativos ofrecen a los alumnos y sus familias. Asimismo, afean que la escuela infantil donde se sirven los menús haya reducido el horario «matinal» que permitía dejar a los alumnos antes del comienzo de las clases y eliminado la posibilidad de contratarlo «a días sueltos».