«Las sociedades igualitarias sí existieron el pasado»

M.G
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La catedrática de Prehistoria de la Universidad de Granada, autora del libro 'Prehistoria de Mujeres', ofreció ayer una charla esta tarde de la mano de 'Ciencia a la Carta' en la Biblioteca regional. Aportó su trabajo sobre arqueología de género

La catedrática de Prehistoria de la Universidad de Granada, Marga Sánchez Romero, ha publicado un libro con la editorial Planeta - Foto: Charo Valenzuela

Aterrizas en 'Ciencia a la Carta' para hablarnos de mujeres en la Prehistoria.  Hasta ahora se nos ha contado más bien poco y con bastante sesgo, ¿no?

Completamente. El relato de la Prehistoria se empieza a contar a finales del siglo XIX y está sesgado por lo que se considera importante y por quién hace lo que se considera así. El problema no se encuentra en el siglo XIX, con una realidad económica, social y política determinada, si no en la mirada hacia esas sociedades prehistóricas, que se ha mantenido así durante el siglo XX a pesar de que han pasado muchísimas perspectivas teóricas distintas. La arqueología ha cambiado mucho, pero no su mirada. Solo cuando esa perspectiva feminista llegó a partir de los años 70 y 80 a la arqueología se habló de todo lo que no se ha contado sobre las mujeres y de todas las ideas preconcebidas que se han generado. Está claro que se ha hecho así porque en un momento determinado se generaron muchos estereotipos que no se han desmontado.   

Llevas investigando muchos años en la visibilización de la mujer en la Prehistoria. Pero si echas la vista atrás, ¿cómo se lo tomaron la profesión, la ciencia, los investigadores y la Academia?

Empecé hace 25 años y hasta entonces no me había dado cuenta del sesgo que utilizamos en Prehistoria. Era una convencida de que la Historia que se estaba contando estaba bien contada. Durante la carrera nadie me habló de mujeres y fue el proceso de investigación el que me llevó a hacerme preguntas sobre las mujeres, los niños, la gente de edad avanzada… Al final, me fui a Inglaterra a formarme porque me di cuenta de que había muchas cosas que contar. 

Es cierto que todo esto ha cambiado mucho porque hace 25 años se consideraba que estudiar sobre las mujeres era algo simpático y gracioso, como una historia lateral, anecdótica y curiosa, cuando realmente lo que tenemos que hacer es contarlo porque las mujeres también formamos parte de la Historia. 

También me he encontrado la reacción contraria, quienes decían que hacía política por meter a las mujeres en el discurso histórico. Se considera que hablar solo de hombres no es hacer política, pero si metemos a las mujeres entonces sí la hacemos porque parece que tergiversamos una historia que ya está contada y no hay que añadir más. A pesar de todo, esto ha cambiado mucho y los estudios de género ya están incluidos en los grados de Arqueología, en los másteres y los proyectos de investigación empiezan a considerar la perspectiva de género. Aún así queda bastante.

Todavía te encontrarás con colegas de profesión que se empeñan en decir que la Historia ya está escrita.

Te los encuentras, aunque cada vez menos y cada vez da más corte decir cosas así. Tampoco yo soy la primera que ha investigado desde la perspectiva de género y al principio recurrí al trabajo de otras compañeras. Pero hemos sido capaces de crear una red capaz de resistir esos embates. 

Te he escuchado decir que los museos apenas cuentan con muestras  y representaciones prehistóricas relacionadas con las mujeres. 

Sí, sobre todo, ocurre con las exposiciones permanentes, que son las que más cuesta cambiar. En cambio, en las muestras temporales sí se aprecian cambios. El museo que más mujeres tiene representadas es el Arqueológico de Almería. También  el Museo de Prehistoria de Valencia dispone de una sala de Paleolítico que cuenta con un 50% de mujeres. 

Ahora se van afrontando más proyectos y hay conciencia, que no siempre pasa, y se cambia la dinámica. Si una niña entra a un museo y ve que lo que hay representado no es ella, ni su madre ni su abuela puede pensar que nosotras no hemos estado ahí y, por tanto, ¿por qué vamos a exigir derechos e igualdad si no hemos participado en el discurso histórico? No se trata de algo banal,  es muy grave y genera desigualdad y una situación muy comprometida. Queremos estar ahí porque lo hemos estado siempre. 

Imagino que la desigualdad en el relato de la Prehistoria seguirá presente en Europa y en buena parte del mundo, ¿no?

Sí. España es de los lugares donde más se ha avanzado en esta temática. A finales de los 60 fueron las arqueólogas escandinavas las que empezaron a preguntarse por el papel de las mujeres en la profesión y en la investigación, pero al escribir en noruego y sueco no las leía nadie. Más tarde, unas americanas escribieron el primer artículo de carácter internacional en inglés en 1984, llamado 'Arqueología de género', que supuso el inicio de la aceptación académica de la perspectiva de género. 

Es cierto que España ha sido de las más avanzadas porque hemos sido capaces desde hace 25 o 30 años de generar redes de mujeres, como la PastWomen, preocupadas por estos temas y ha sido muy importante porque nunca nos hemos sentido aisladas y sí muy fuertes.

Siempre habrá quien diga que la arqueología con perspectiva de género no es un campo exclusivo de mujeres, los hombres también pueden reescribir la Prehistoria.

Hay hombres que están empezando a hacerla. Cuando hablamos de la arqueología de género también podemos hacerlo de la construcción de la masculinidad, también muy sesgada. La Historia visibiliza a los señores guerreros, poderosos y reyes, pero, pero no vemos a todos. Ahora también hay hombres y mujeres que están introduciendo temas de perspectiva queer en el pasado también. 

Durante muchos años la Academia pensó que las mujeres éramos las que teníamos que investigar sobre nosotras, cómo si fuera a las mujeres a las únicas que les importa, pero esto está empezando a cambiar. Al principio, nosotras nos volcamos más porque éramos las principales afectadas y ellos no tenían ninguna preocupación en este tema.

Al ciudadano también le llega una visión demasiado simplificada de la Prehistoria, centrada en la caza, la agricultura y el arte rupestre. ¿Habría que ampliar también el relato?

Sí, estoy completamente de acuerdo. Es normal esta percepción porque también a la ciudadanía se le da cientos de miles de años en tres clases entre Primaria y Secundaria y toda la información recibida viene de películas, de documentales o de dibujos animados, a lo que se suma la mirada sesgada de cómo son las poblaciones de la Prehistoria, con lo que no tenemos información verídica. 

¿Por eso has lanzado el libro 'Prehistoria de mujeres' con Planeta hace unos meses?

Sí. Mucha gente me dice que les he enseñado a las mujeres en la Prehistoria y se han reconciliado con este periodo histórico. En el S.XIX decidieron que la caza, la guerra y el conflicto era lo que nos había  hecho humanos y ese es discurso contado desde hace mucho tiempo. El libro enseña muchas cosas que tienen que ver con la vida cotidiana de estas poblaciones. 

Y está teniendo mucho éxito porque se está vendiendo muy bien.

Vamos por la cuarta edición. Estoy muy contenta porque está funcionando fenomenal. Está claro que esperaba que funcionara, pero me está sorprendido mucho porque no hay día que no reciba mensajes de mujeres, también de hombres, agradeciendo la información. El libro está hecho para gente que no sepa de Prehistoria.También hay padres que lo leen con sus hijos y me lo dicen.

Normalmente, cuando se quiere contrarrestar esa invisibilización de las mujeres en algún periodo histórico se suele recurrir a las sociedades matriarcales. ¿Hay evidencias de que existieron en la Prehistoria? 

No. No tenemos pruebas científicas, ni históricas, ni arqueológicas, ni antropológicas para decir que hubo sociedades matriarcales. Tampoco lo querría porque no es la solución. No quiero una sociedad en la que por norma solo manden las mujeres como sucede con el patriarcado. La solución son sociedades igualitarias que sí han existido en el pasado. Tampoco se puede decir que los matriarcados no hayan existido porque no sabemos todo lo que ha pasado en todas partes del mundo en miles de años, pero no hay pruebas.

Ya hay hallazgos suficientes para afirmar que las mujeres también luchaban, cazaban, pintaban... Y  estaban relacionadas con el poder.

Sí, tenemos huellas dactilares, pinturas rupestres, armas en sepulturas femeninas, huellas de la participación de luchas violentas cuerpo a cuerpo… Hay pruebas de ajuares funerarios y de enorme relevancia social. Siempre ha habido mujeres poderosas, pero no se ha reconocido.