En la época del reciclaje y la sostenibilidad, no hay nada mejor que regalar una segunda vida a objetos y servicios que además buscan el beneficio de la comunidad. Así podría resumirse el nuevo proyecto puesto en marcha por una serie de profesores al que se han sumado cinco centros educativos públicos, que tienen como fin último la «creación de una red de huertos en centros escolares unidos mediante un corredor verde para cambiar experiencias en diferentes jornadas de convivencia».

La idea es sencilla. Bajo el nombre 'Huertos sobre ruedas', algunos centros escolares de Talavera sin espacio físico para la creación de un huerto educativo, lo están llevando a cabo reutilizando los antiguos contenedores que está retirando el Ayuntamiento. En ellos, a modo de maceteros gigantes, están cultivando hortalizas, verduras y plantas aromáticas en una iniciativa sobre la que trabajan todos los alumnos, ya sean de Educación Infantil o Primaria.

Con la gestión de un huerto en los colegios no solo se construye un conocimiento al que no tienen acceso los alumnos, sino que también se logra el acercamiento con la naturaleza, se genera conciencia del origen de los productos de la tierra y se impulsa una responsabilidad en los más pequeños con el cuidado del medio ambiente

El proyecto une además dos ámbitos: fomenta el hábito de la alimentación saludable y el trabajo de los escolares en los huertos con la práctica de la actividad física, ya que los colegios participantes quedarían unidos en este nuevo corredor verde a través del carril bici con desplazamientos en bicicleta.

Los centros escolares son el Nuestra Señora del Prado, Barrio de Santa María, José Barcena, Antonio Machado y el colegio de Educación Especial Bíos, al que se une la asociación Atandi y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), asesorados en los desplazamientos por BikeXperience y con la colaboración del Ayuntamiento de Talavera, que además de ceder los contenedores, proporciona la tierra y el mantillo para poner en marcha estos huertos especiales. El proyecto está coordinado por la Asociación Medioambiental Club de Familias de la Naturaleza.

Los huertos van tomando ya forma en el interior de los contenedores, que además son decorados por los alumnos en base a los proyectos transversales a los que dan vida desde cada colegio. Así, indican a este diario, desde el Barrio de Santa María trabajan las emociones y las relacionan con su trabajo en el huerto; lo mismo hacen desde el colegio de El Prado, donde dan forma a una iniciativa con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el BIOS sobre libros y biblioteca, o con el arte en el Antonio Machado.  

La nueva red de huertos educativos locales en contenedores pretende ser el primer paso para, después, y siempre que sea posible, hacerlos en tierra. «Es una alternativa a la falta de espacio pero igualmente, tener un huerto en el centro».

Así, continúan con el sistema de trabajo de los centros pioneros en estos huertos educativos, siguiendo los cultivos de cada temporada y enseñando a los alumnos las características de cada uno de ellos y su forma de cuidarlos para sacarlos el mejor rendimiento.  

Semillas locales. Otra actividad adherida y relacionada con esta es que cada centro recoge semillas locales de la comunidad educativa que después se intercambiarán, dando forma a un banco de semillas.

Los antiguos contenedores, ahora maceteros de gran tamaño, puedan también formar parte de la vida social del entorno del centro en el que se encuentran. Así, en el colegio del Barrio de Santa María tienen la intención de instalarlos no solo en el centro escolar, sino también en una de las calles principales del barrio «para que también puedan cuidarlos los vecinos». La idea, confirman, es ponerlo en diferentes sitios de Talavera.

El proyecto y el logotipo se presentaron hace unos días en el CEIP Nuestra Señora del Prado, con la presencia de los concejales de Educación, Sergio Gutiérrez; Política Medioambiental Sostenible, Sergio de la Llave, y Protección Social, Nuria Sánchez. Allí, además, contaron con diferentes talleres sobre semillas locales, cajas nido para las abejas o la medición del PH del suelo, además de hacer música con verduras y unir la huerta con robótica y nuevas tecnologías.