Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


No nos tomen por tontos

09/03/2023

A las puertas de unas elecciones que prometen ser apasionantes y que, desde hace semanas, se respiran con fotos, anuncios y demás actos de esos que los políticos repiten desde el inicio de la democracia, convendría que esos aspirantes a gobernar se dieran cuenta de lo que deben evitar para no resultar ridículos en extremo. En mi opinión claro, que para eso me la juego yo.

A ver, lo de hacer obras a pocos meses de unos comicios, poner primeras piedras, inaugurar desde un paso de peatones a una farola o hacerse fotos abrazados a mayores y niños es vergonzoso. Como también resulta irrisorio dar una rueda de prensa para anunciar un acto que ya figura en un programa y que no aporta nada nuevo. No nos engañemos. Tomar por tontos a los electores debería ser castigado en las urnas, aunque sé que a veces ocurre todo lo contrario: cuánto más tontos, más votos. Tenemos ejemplos cerca.
Otra práctica fea, pero que muy fea, es echar la culpa a otros de lo que tú no has conseguido mejorar en cuatro años. O en ocho. Aquí, en esta tierra, recurrir a Cospedal ya resulta grotesco. Como lo de escudarse en la pandemia, Filomena o en el mismísimo Putin para justificar una mala gestión. A buen seguro, alguno señalará al miserable presidente ruso como responsable de la avería de la escalera mecánica de la estación de autobuses de Toledo. Y lleva así desde 2015. Señores gobernantes, dejen de mirar para otro lado y presenten a los electores sus logros, sus conquistas, porque si ustedes no consiguen revertir unas políticas que tachan de malignas en dos legislaturas, a lo mejor es que no cumplen con su deber. Eviten manipular a los vecinos, que eso ya está muy visto y responde a una política populista y demagógica que no ha de tener cabida en una democracia.
A los candidatos a gobernar o a repetir mandato, les pediría estar en contacto con la gente real, no sólo asistir a reuniones con las asociaciones de turno, que a veces ni siquiera representan a una mayoría. Está bien conocer su parecer, sí, pero señores, señoras, salgan a la calles, pasen a las tiendas, a los bares, a las fruterías, charlen con sus potenciales votantes. Sin fotos, sin cámaras, sin tacones. Recuerden que alguna vez ustedes fueron personas como ellos, que no gozaban de ningún privilegio ni de entradas gratuitas para un parque temático. O para un espectáculo teatral. Y que si vuelven a sus trabajos, si lo tienen, pueden caer en una depresión que difícilmente será tratada en la sanidad pública, donde las listas de espera son tan enormes como su ego.
Ésa es otra cuestión: si quieren gobernar, dejen a un lado su narcisismo, que nadie es imprescindible. Practiquen la humildad, porque quién sabe si en un futuro cercano su única ocupación será ir a la peluquería o comprar en Zara online. Por poner un par de ejemplos. Una máxima que han de tener siempre presente es que los vecinos son sus jefes. Acepten las críticas como una oportunidad de mejorar. Sólo los mediocres y los cobardes se enervan cuando alguien les cuestiona, mientras se rodean de una caterva de palmeros, cual manada, sin pudor ni talento. Que luego arremetemos contra el acoso y resulta que tenemos a los verdugos dentro. Ojito.