Un verano sin aire acondicionado en la estación de autobuses

Galán
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Los comercios del recinto protestan por la falta de atención a una avería que pone en riesgo la salubridad de sus productos. Una problemática que se une, entre otras, al caso de las escaleras mecánicas, que acumulan años sin funcionar

La situación de la estación provoca que cada vez haya más locales vacíos en su interios. - Foto: Yolanda Lancha

La estación de autobuses de Toledo es uno de esos lugares que, desgraciadamente, suele ser noticia por asuntos de mal gusto o por problemas de atención a las labores y servicios que allí se desempeñan. Tras las agresiones a conductores sucedidas en los últimos meses, peleas o sucesos que allí se producen o al habitual problema de unas escaleras mecánicas que no funcionan, con la llegada del verano los pocos comerciantes que aún operan en el recinto protestan por una avería en el aire acondicionado que perdura durante todo el verano. 

Actualmente, la estación de autobuses de la capital mantiene sólo unos pocos comercios que se cuentan con los dedos de una mano y otros tantos locales vacíos. Sin embargo, que sean pocos no quiere decir que deban ser desatendidos por la administración o la empresa concesionaria de su mantenimiento. Se dice esto porque los propios regentes de estos comercios han informado a La Tribuna sobre los problemas que vienen sufriendo estos meses de verano con un aire acondicionado que no funciona.

En el caso del bar o de la tienda de alimentación esto supone un grave problema porque muchos de sus productos no resisten las altas temperaturas estivales, elevadas también por el calor que desprenden las cámaras refrigerantes u otros elementos con los que cuentan en sus establecimientos. 

Las escaleras mecánicas acumulan años sin funcionar, pese a las protestas de los usuarios.Las escaleras mecánicas acumulan años sin funcionar, pese a las protestas de los usuarios. - Foto: Yolanda LanchaSea como fuere, una avería es algo común en todo negocio o domicilio, pero los comerciantes lo que protestan es el estado de abandono en el que quedan sus reclamaciones. Los afectados recalcan que esta avería es algo que suele ocurrir todos los veranos, porque «comienzan poniendo el aire acondicionado muy fuerte y dura poco en funcionamiento». Y es que fue a inicios de este verano cuando se produjo la nueva avería, dejando el mes completo de julio y lo que va de agosto una retahíla de llamadas al Ayuntamiento de Toledo y a la empresa concesionaria sin mucho éxito de cara a la reparación.

Los regentes de estos comercios informan de que el Consistorio les trasladaba a la empresa privada continuamente -«dándonos largas» dicen ellos mismos-, cuando ésta no les cogía el teléfono o les trasladaba a una visita técnica que ha tardado en producirse.

Dicha visita para la reparación se produjo en un primer momento para ofrecer unos ventiladores a cada comercio como alternativa a la avería del sistema de ventilación del recinto, quedando algunos de los establecimientos excluidos del reparto porque no se encontraban abiertos al público durante el momento de dicha visita.

En este último día, los operarios de mantenimiento acudieron un mes después a solucionar la avería, pero durante las primeras horas de dicha intervención los afectados siguen sin poder disfrutar del uso del aire acondicionado.

Los comerciantes de la estación alegan que este abandono o falta de atención también se debe a una cuestión política, ya que en sus continuas reclamaciones han sufrido episodios de «balones fuera» en los que el Ayuntamiento achaca responsabilidades a la Junta de Comunidades y ésta última administración hace lo propio con el Consistorio toledano.

Sea como fuere, la estación de autobuses de Toledo lleva años sufriendo una situación de abandono que no parece tener techo. Los pocos comercios que aún resisten deben superar problemas como el descrito actualmente en un entorno vinculado a la falta de seguridad o a averías permanentes, como son los casos de sus mencionadas escaleras mecánicas, que acumulan dos años sin funcionar pese a los sufrimientos diarios de los usuarios cargados de maletas o las colas en el ascensor.