El Instituto Nacional de Estadística publicó esta semana la relación de datos vinculados con las defunciones en el año 2022. Entre ellos, figuraban las causas y el número de suicidas en España y en la provincia. Hubo 62 constatados: 54 hombres y 8 mujeres.
Los suicidios consumados encierran unos 1.200 intentos autolíticos anuales. Unos tres vecinos de la provincia intentan matarse cada día; una persona cada seis días acaba con su propia vida. Así lo expone a este diario Francisco Celada, enfermero y psicólogo experto en Emergencias, profesor de la UCLM y especialista en prevención de la conducta suicida.
El autor del libro 'Dejar de sufrir o dejar de vivir', publicado este año junto con Enrique Galindo, sostiene que el suicidio se puede prevenir y reprocha los estigmas y tabúes que imponen un código de silencio que dificulta pedir ayuda durante el trago de los problemas.
«Los 62 suicidios en la provincia nos indica que hay personas que, al no ver la salida a sus problemas, pensar que no tienen solución, verse inmersos en la desesperanza y además sufrir un dolor psíquico muy importante, llegan a la conclusión de que, para dejar de sufrir, una opción válida es morir, es la muerte por suicidio», indica.
Celada menciona a la Organización Mundial de la Salud para exponer que el número de suicidios está subestimado. Según los expertos, la cifra real puede aumentar entre un 20 o un 25 por ciento, por lo que la provincia hubiera registrado unos 12 más en 2022, según estas estimaciones.
«Claro que se pueden bajar las cifras, con medidas de prevención y atención ante la conducta suicida, se pueden disminuir hasta un 30 por ciento. Reducir la tasa mundial de mortalidad por suicidio en un tercio para 2030 es tanto un indicador como una meta de salud mental en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y en el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030 de la Organización Mundial de la Salud. Y añade: «Con medios y personal formado en prevención de la conducta suicida, se puede lograr».
Celada apunta que la diferencia de cifras entre suicidas hombre y mujer es común en los países desarrollados. Sin embargo, en el caso de los intentos autolíticos, las mujeres abundan más que los hombres. «Ellas lo intentan más, y ellos lo consiguen más», resalta. En este sentido, los hombres recurren a unos medios más agresivos o letales.
El experto lanza también una reflexión sobre los efectos de un suicidio. «Influye como mínimo en la vida de seis familiares, amigos y allegados, por lo que la cifra de afectados directos e indirectos es ciertamente llamativa. Realmente, se cree que por cada suicidio pueden verse afectadas las vidas de entre 15 y 135 personas en diferentes grados y niveles», asevera.