El Cristo que convive con El Greco

J.S.
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La del Cristo de la Expiración es una procesión al estilo castellano: sobria y sencilla. Ni siquiera suena música durante este Viacrucis. El silencio lo domina todo. Un silencio tan solo roto por el traqueteo de las horquillas contra el frío suelo

A la tres de la mañana toledanos y turistas todavía tenían ganas de más procesiones en una noche de luna llena y frío debido al cielo raso. La del Cristo de la Expiración, tal vez por su hora de salida, es una de las procesiones más desconocidas. Y por eso es un buen testigo para medir cómo se está desarrollando la Semana Santa toledana. El resultado no puede ser más positivo, porque en la puerta de la iglesia del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo había más público que en años anteriores y, además joven. Entre los asistentes, el candidato del PP a la Alcaldía de Toledo y presidente del PP de Toledo, Carlos Velázquez, que lleva toda la Semana Santa viendo procesiones y, de paso, conversando con quienes se acercan a saludarle a poco más de un mes de las elecciones municipales.

La talla se encuentra todo el año en la iglesia del convento más antiguo de la ciudad de Toledo. Se trata de una imagen de madera sin policromar, de tamaño natural, atribuida a la escuela italiana del siglo XVII. Allí convive con dos cuadros de El Greco, así como los restos del cretense, cuya tumba supuestamente continúa en este cenobio toledano.

La del Cristo de la Expiración es una procesión al estilo castellano: sobria y sencilla. Ni siquiera suena música durante este Viacrucis. El silencio lo domina todo. Un silencio tan solo roto por el traqueteo de las horquillas contra el frío suelo empedrado del Casco. 

Más fotos:

El Cristo de la Expiración a su paso por los cobertizos.
El Cristo de la Expiración a su paso por los cobertizos.
Un turista contempla desde la ventana de su habitación la salida del Cristo de la Expiración de Santo Domingo el Antiguo, que congregó a mucho público a las tres de la mañana.
Un turista contempla desde la ventana de su habitación la salida del Cristo de la Expiración de Santo Domingo el Antiguo, que congregó a mucho público a las tres de la mañana. - Foto: Dominguín
Algunos de los penitentes rezan arrodilados sobre el empedrado toledano cada una de la catorce estaciones del Viacrucis.
Algunos de los penitentes rezan arrodilados sobre el empedrado toledano cada una de la catorce estaciones del Viacrucis.
El Cristo de la Expiración durante su parada en Santo Domingo el Real, sede canónica del Redentor.
El Cristo de la Expiración durante su parada en Santo Domingo el Real, sede canónica del Redentor.

A su paso por Santo Domingo el Real al Cristo de la Expiración le esperaba una representación de la cofradía del Redentor, que una hora antes había recibido la visita del Cristo de la Vega. Tras la parada, en la que se volvió a escuchar el Miserere, el Cristo de la Expiración tomó el camino de los Cobertizos dejando imágenes de recogimiento y de penitencia. Y es que muchos cofrades, algunos portando una Cruz, se arrodillan sobre el frío empedrado mientras rezan las catorce estaciones.