Las Hurdes «que fueron», a través de Alfonso XIII y Marañón

Mario G. Gutiérrez
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La Real Fundación de Toledo acogió ayer en Roca Tarpeya la presentación de la novela 'Aldeas sin perros. En las Hurdes que fueron', del médico y escritor Miguel Méndez-Cabezas

El enclave idílico de Roca Tarpeya acogió la presentación. - Foto: L.T.

Uno de los objetivos que se fijó en su momento la Real Fundación Toledo para el espacio de Roca Tarpeya es el de que el espacio se convirtiese en un lugar de difusión cultural, y en el que además de la sede de la Fundación y Museo de Victorio Macho, precisamente donde el escultor tuvo su espacio de trabajo, además de domicilio, desde 1953.

La espectacular situación de Roa Tarpeya, que reina imperante sobre el trazado del río Tajo, hace de éste un lugar de una belleza singular ideal para el encuentro, la generación de ideas, el debate y la reflexión.

Precisamente este conglomerado de situaciones, hace que sea un lugar más que ideal para una presentación literaria como la de la novela 'Aldeas sin perros. En las Hurdes que fueron', del escritor, médico y miembro de la Real Academia de Bellas Artes e Historia de Toledo, Miguel Méndez-Cabezas.

La obra, discurre en un relato de supervivencia al límite en las que fueron llamadas aldeas trágicas de Las Hurdes. Una historia de seres humanos enraizados a una tierra dura y estéril pero llena de belleza y generosidad. 

Una tierra misteriosa y con una cultura llena de mitos y ritos ancestrales, aunque sobre ella también se han acuñado demasiados tópicos negativos. Se acaba de cumplir el centenario del viaje de Alfonso XIII y Marañón a Las Hurdes en 1922. Aldeas sin Perros es una novela que se desarrolla en ese momento y su protagonista es Pedro, un maestro destinado a esa comarca. 

Allí conoce a Ludi, una joven hurdana. También se viene a ocultar en la alquería Ramiro, un militante anarquista que llega huyendo de Madrid. Los tres comparten una amistad sincera, pero también grandes diferencias por el origen tan distinto de cada uno de ellos y por las condiciones extremas en las que deben sobrevivir.

«Este es un relato sorprendente sobre la supervivencia al límite en las que fueron llamadas aldeas trágicas de Las Hurdes, la comarca que conmovió a Buñuel, Unamuno o Gabriel y Galán», explica el propio Méndez-Cabezas en declaraciones a La Tribuna. Una historia de seres humanos enraizados a una tierra dura y estéril pero llena de belleza y generosidad, en la que las particularidades dan color a sus vidas y enriquecen el relato. Una tierra misteriosa y con una cultura llena de mitos y ritos ancestrales..

En parte, es por ello por lo que Méndez-Cabeza ha querido que los diálogos de los jurdanos, dialecto procedente del astur-leonés, se desarrollen «en su habla peculiar, aunque de forma asequible para el lector», relata momentos antes de la presentación, queriendo sugerir el ambiente de Las Hurdes y sus gentes con viejas y llamativas fotografías de la comarca en los inicios del siglo XX, y que como el escritor Rafael Cabanillas describe, se trata de «una apasionante novela que vas a leer sin pestañear. Una novela que consagra definitivamente al autor».

Una novela que según Méndez-Cabeza pretende ser una reflexión sobre la pobreza de estas zonas, y que con el hilo conductor del viaje de Alfonso XIII y Marañón, permite visibilizar las penurias de unas zonas que «pueden ser precuelas de lo que hoy día denominan España vaciada», pero que matiza que «no es la España de la vergüenza, sino del honor».