El pino del Prado era el árbol más antiguo y emblemático

C. S. Jara
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Los dos árboles que flanquean los Arcos del Prado son también los más altos de los jardines, con 12 metros de altura

El pino del Prado era el árbol más antiguo y emblemático - Foto: Manu Reino

Desde que el pasado día 2 de noviembre el viento derribara uno de los dos pinos que flanqueaban los Arcos de los Jardines del Prado, han sido muchos los talaveranos que se han lamentado de la pérdida de una imagen tradicional. Icono o seña de identidad son algunas de las definiciones que se han aplicado al árbol, asentado en la memoria visual de varias generaciones de talaveranos. En efecto, se trata de un árbol centenario, pero también del más antiguo y del más alto de los Jardines del Prado, junto con su gemelo que se yergue al otro lado de los Arcos.

Eran en torno a las dos de la tarde del pasado día 2, con la ciudad inmersa en lo peor de la borrasca Ciarán, una de las dos que han sacado estos días la ciudad. Rachas de viento de hasta 97 kilómetros por hora quebraron el tronco del pino, de más de tres metros de perímetros que se partió por debajo de la copa. El cierre de los jardines por las obras de remodelación que se desarrollan desde hace más de un año, fue en este caso providencial, ya que la copa del árbol, con todo su ramaje, se precipitó hacia el interior del parque vacío.

El ejemplar del que solo queda el tronco y su árbol gemelo llevaban a la entrada del parque más de un siglo. Lo confirma a La Tribuna el historiador César Pacheco, que asegura que ambos pinos se plantaron a finales de la década de 1910 o principios de la siguiente, como se documenta en imágenes de la época. «El pino derribado aparece ya bastante crecido en fotos de 1929 y el otro con un porte menor», señala Pacheco, aludiendo a la foto que acompaña esta información, perteneciente al Fondo del Colectivo de Investigación Histórica Arrabal. La imagen recoge una procesión con la imagen de la Virgen del Prado entrando por los Arcos, flanqueados ya por los pinos, que se habían mantenido hasta hace solo unos días. Su plantación sería, por tanto, anterior a la gran remodelación que culminaría en 1927 y que en líneas generales ha llegado hasta el momento actual.

Imagen de 1929 de la entrada de los Jardines del Prado, con los pinos.Imagen de 1929 de la entrada de los Jardines del Prado, con los pinos. - Foto: Fondo Arrabal

Los dos guardianes de los Arcos son en realidad los árboles más antiguos del parque. Ni siquiera la tala masiva que se llevó a cabo el pasado otoño-invierno y que tantas críticas generó había podido con ellos. Ambos pinos son también los ejemplares más altos de los Jardines del Prado, con doce metros de envergadura y, también, dos de los tres árboles considerados simbólicos del parque.

En el estudio del arbolado de El Prado incluido en el plan de remodelación de los jardines, elaborado por Amezquita&Izquierdo Asociados, el pino amputado aparece citado como un «ejemplar centenario, simbólico de este parque, en un estado bueno proporcional a su ciclo biológico». De 12 metros de altura y un tronco de 3,10 metros, se estima que ha tenido buena reacción a la «cirugía arbórea» a la que fue sometido años atrás, que le había permitido «un mantenimiento adecuado», por lo que se aconsejó su conservación. «Debido a su edad, es necesario seguimiento de la estructura de su copa, por la caída de ramas que pueda ocasionar su decadencia biológica», se advertía.

En los mismos términos se evalúa el pino que sigue en pie, ligeramente más grueso, con 3,35 metros de perímetro de tronco. Ambos ejemplares son citados como «ejemplares simbólicos», una denominación que solo se utiliza además para el Laurel de la rotonda del mismo nombre, cuya edad se cifra entre 80 y 100 años.

Son dos de los 24 pinos de los que los Jardines del Prado tenían antes de la tala. Seguro que en los más de cien años desde su plantación el 'pinus pinea' que el jueves se partió en dos habría superado muchos reveses, entre los que bien puede incluirse la tala que ha acabado con muchos otros árboles más jóvenes. En cambio, no ha podido con Ciarán, la borrasca que se ha llevado por delante una imagen arraigada en la retina de los talaveranos desde hace ya más de un siglo.