La responsabilidad de comunicar el tiempo

EFE
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La meteoróloga Isabel Moreno asegura que lo que más le satisface es dar una información de la que la gente está pendiente, porque le interesa, pero también porque carece de tinte político

Moreno es graduada en Física y con un máster en meteorología y geofísica - Foto: EFE

Desde muy pequeña, Isabel Moreno ya era admiradora de todas las mujeres y los hombres del tiempo, y con los años puso todo su empeño en comunicar los fenómenos meteorológicos, una profesión que genera «mucha responsabilidad» a la hora de informar danas, nieve o tormentas, pero de la que también se siente adicta.

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer y el Hombre del Tiempo, Moreno (Madrid, 1992), graduada en Física y con un máster en meteorología y geofísica, afirma que la fiebre actual por los temas del tiempo, no es algo tan nuevo. «Hablar de si llueve, nieva o, por el contrario, luce el sol siempre ha generado expectación».

En una entrevista, Moreno -la cara del tiempo en el programa de televisión «Aquí la Tierra» de TVE- ha reconocido que lo que más le satisface es dar una información de la que la gente está «muy pendiente, porque le interesa y les afecta, pero también porque carece de tinte político, no te posiciona en nada».

Por el contrario, lo menos satisfactorio de su profesión son los comentarios en la redes sociales y el «acoso» de ciertos grupos de personas «que creen que formamos parte de un complot para fumigar desde aviones, alejando la lluvia y manipulando el clima», lamenta.

«Ojalá pudiera ser tan fácil cambiar el tiempo y evitar desastres como la actual sequía que sufren amplias áreas del sur y del nordeste peninsular, en especial en Cataluña, donde ya hay restricciones de agua», manifiesta.

Para la comunicadora, estar a diario pendiente de los pronósticos del tiempo y hacer un seguimiento de cómo evolucionan para contarlo a los telespectadores es algo que «engancha»: «Es como las series de televisión, si te pierdes un episodio, no entiendes lo que pasa y cuesta ponerse al día».

«Es ahí cuando termino siendo una especie de adicta a la meteorología, la necesito para seguir entendiendo y comunicando».

La experta, que meses atrás presentó un libro sobre cambio climático para principiantes, afirma que siente «muchísima responsabilidad» cuando habla de pronósticos, pero sobre todo a la hora de pronosticar las danas (depresión aislada en niveles altos), a su juicio, uno de los fenómenos más complicados de predecir por su comportamiento caótico.

Con las danas, puede llover o nevar, mucho o poco, y de ahí nace «la gran responsabilidad» al ponernos delante de la pantalla, porque -ha insistido- el tiempo afecta a muchísimas actividades de nuestro día a día, trabajo, ocio e incluso a la salud, y es necesaria mucha cautela para que se entienda lo que dices.

Para demostrar la responsabilidad que mantiene en su día a día como mujer del tiempo, ha destacado el calor de mayo en casi todo el país en estos últimos días de enero y comienzo de febrero: «Nuestro trabajo implica dar información de forma agradable, pero sin que parezca que es buenísimo que en invierno esté haciendo este tiempo».

Además, relata que en meteorología se trabaja con modelos probabilísticos y transmitir esa información a la sociedad es «muy complicado», aunque gracias a la computación, el avance en la calidad de las predicciones ha sido asombroso pero, aún así, la propia naturaleza de la atmósfera no lo pone fácil.

«Que te equivoques o no está basado en probabilidades y lo que comunicamos es el escenario más probable», observa la meteoróloga, quien recuerda el caso clarísimo de la dana que en septiembre de 2023 afectó a varias comunidades del interior peninsular con numerosos daños y fallecidos.

A nivel político, señala, «nos pidieron unos pronósticos más afinados», pero en aquella situación el escenario más probable era que toda la banda de precipitación pasara por el centro de la Comunidad de Madrid, con la capital en medio, y no se cumplió, debido a que la dana se desplazó unos 30-50 kilómetros, hacia el escenario menos probable.

En meteorología ese desplazamiento «no fue absolutamente nada», pero se dijo que «habíamos fallado», indica Moreno, para resaltar la importancia de los modelos probabilísticos, porque cuando se cumplen escenarios poco probables se siente mucha rabia.