Buenafuente y Berto piensan con el corazón de cerámica

C. S. J.
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Los humoristas plantean hacer en Talavera una edicion de su 'Nadie sabe nada' tras la invitación de Tita García

Buenafuente y Berto piensan con el corazón de cerámica

Los humoristas Andreu Buenafuente y Berto Romero han tenido presente en su último programa a Talavera, a su alcaldesa en funciones y a su cerámica. Ha sido en 'Nadie sabe nada', el popular programa que se emite cada sábado en la Cadena Ser y que se realiza con público, en el que se han referido a la ciudad. Se trata de una alusión recurrente para Buenafuente, que ha confesado su cariño por la ciudad, a la que se suele referir cuando tiene que citar un municipio al azar.

Sin embargo, en el programa de este sábado no ha sido por azar. El humorista ha leído la carta que le había dirigido la alcaldesa, Tita García Élez, agradeciendo que el pasado mes de marzo lucieran una camiseta de la Facultad de Ciencias Sociales de Talavera.  En su escrito, García les invita a visitar la ciudad, conocer su patrimonio, gastronomía y cerámica, y a hacer uno de sus programas desde Talavera.

Buenafuente ha recibido además un corazón de cerámica, diseñado por el artista Aitor Saraiba y ejecutado por Centro Cerámico Talavera, con la leyenda "Piensa con el corazón'.

Buenafuente y Berto piensan con el corazón de cerámicaBuenafuente y Berto piensan con el corazón de cerámica

Los dos humoristas han celebrado con mucha guasa la invitación y el regalo. "Estaría realmente muy bien hacer un programa desde Talavera de la Reina, lo vamos a intentar", ha dicho Berto, mientras Andreu apostaba porque para esta ocasión la mesa, los micros y hasta los cascos, sean de cerámica. 

La anécdota que ha dado lugar a la carta de la alcaldesa de remonta al mes de marzo, cuando el dúo se colocó las camisetas enviadas desde la Facultad de Ciencias Sociales de Talavera. Se da la circunstancia de que el envío de la universidad se había hecho en 2019, en respuesta a un comentario que había realizado sobre la ciudad. Curiosamente, Buenafuente y Berto tardaron tres años en acusar recibo del obsequio, personalizado con sus nombres.